Thursday, August 07, 2008

LOS CUBOS IMPOSIBLES Y OTRAS GEOMETRIAS

LOS CUBOS IMPOSIBLES Y OTRAS GEOMETRIAS
Rothko: en dos colores
Op Art: Vasarely
Los Cubos Imposibles: Arte Visual.

Sunday, July 06, 2008

DISEÑO/ ARMANDO ARTEAGA

DISEÑO

Por Armando Arteaga

El lápiz:  caballero divagante
sobre la fría nieve del papel
me acompañó siempre
en las amanecidas largas
de mi novia la ventana.

La acuarela aceptó en las tardes
el inesperado olvido
de mi sedienta agua pura
para escoger: ¿la arquitectura o la poesía?.

Mis maestros los ladrillos,
fueron forjando el muro infinito
de pinceles inconfundibles
donde la tinta chorreaba
 en busca de la belleza simétrica
de ese edificio ecléctico
dedicado a la geometría.




Monday, May 05, 2008

DE LA HABANA CON AMOR/ CÈSAR LÈVANO

El historiador cubano Eusebio Leal cuenta cómo se logró recuperar La Habana Vieja y habla de su aprecio y admiración por el Perú. 

De La Habana con amor Cèsar Lèvano
Director.

DATO “A lo largo del siglo, los historiadores y maestros de esta isla han cultivado con intensidad eso que, sin vergüenza ni sonrojo, podemos llamar «el culto a Martí». No mediaba en ello el deseo egoísta de llamar la atención hacia lo nuestro como algo diferente, único, pero lo cierto es que nuestro Apóstol tenía cualidades excepcionales dentro del grupo de hombres de pensamiento del continente ”, de Eusebio Leal. El historiador cubano Eusebio Leal nos habla en esta entrega final de la entrevista, sobre su obra más celebre, la reconstrucción de La Habana Vieja, el centro histórico de La Habana, recuperado con una titánica y paciente labor que ha tenido como principales protagonistas a los vecinos de aquella zona, que parecía perdida por el deterioro y el paso del tiempo. 
 
-Muchos creen que la reconstrucción de La Habana vieja ha sido un logro con objetivos turísticos, pues se ha convertido en uno de los principales atractivos de la ciudad. ¿Qué nos puede decir al respecto? 
 -Lo que hemos logrado es la restauración de una parte de la antigua ciudad de La Habana. La Habana es muy grande. Su centro histórico, algo así como la Lima cuadrada, es muy grande, son varios kilómetros cuadrados. Casi 90 manzanas y es un esfuerzo grande, y al mismo tiempo quizás, su connotación más importante, lo más interesante de esto sea su alcance social. Es un proyecto que no es figurativo, que no es turístico; que entraña todo eso, sin lugar a dudas, pero que es esencialmente una búsqueda, como siempre ocurre en estos casos, o debe ser una búsqueda de raíces, de identidad, de carácter, de perfil de un país. Pero también una fuente de empleo para la comunidad que lo habita, una solución de problemas angustiosos para la gente de las clases más humildes, que son las que ocupan -generalmente en América Latina- los centros históricos.  

-¡Qué interesante! Y ahora se ha convertido en un centro turístico.  
-Ahora, La Habana Vieja se ha convertido en un gran parque nacional. Ahí acuden no solamente las personas que vienen de todas partes del mundo, sino también las familias cubanas, nuestras familias, los niños de las escuelas. Van a los festivales culturales de teatro, de música, de libros, que se celebran o tiene por escenario un centro histórico que es ahora fundamentalmente peatonal, en el cual no se ha sacado a la gente, sino que se ha buscado que participen en el proyecto restaurador. No cabe duda de que no necesariamente todo el mundo puede vivir en el centro histórico. Un predio, como una Casa de las 12 puertas en Lima, o en cualquier otro palacio, no estaba ya ocupado por una familia señorial, sino por decenas de familias. Toda restauración supone una disgregación, pero se ha tratado de que tenga un sentido de justicia y de equidad. 
 
-De la Lima antigua, usted conoce un poco. ¿Cuándo fue la primera vez que vino a Lima?  
-Hace muchos años. He conocido a los distintos alcaldes de Lima que quisieron realizar el trabajo por y para Lima. Recuerdo muy particularmente, con mucho afecto, al que fue mi gran amigo, el arquitecto Eduardo Orrego Villacorta. Recuerdo con sincera admiración a mi querido amigo, Alfonso María Delidorio Barrantes Lingán, un hombre que tuvo el gran mérito, a mi juicio, de vivir pobre y morir pobre, habiendo estado en la política -cosa que en América Latina es un título de honor que no concede ninguna universidad- y que se preocupó mucho de los niños, de los pobres. Y admiro la labor que realizó el alcalde Alberto Andrade, porque creo que trabajó también en la dirección de darle una dimensión al centro histórico, que yo creía francamente insalvable, tal y como lo vi a lo largo del tiempo. 
 
-¿Se ha salvado? ¿Usted cree? 
- Bueno yo creo que, por lo menos, se logró detener esa cantidad de demoliciones para hacer playas de estacionamiento, esa cantidad enorme de ambulantes. Pero lógicamente, Lima es inmensa, La Habana es bella y es grande. Pero Lima es una dimensión de la arquitectura diferente. Son espacios urbanos colosales, son espacios comunitarios realmente impresionan. Cuando una ciudad deja de ser el centro, o se le retiran las funciones vitales, comienza su decadencia. A mi me gustaba mucho el barrio de Acho, me encanta el Rímac, me gustan todos esos barrios que conformaron la Lima más allá del río y eran maravillosos. Y desde luego, la Lima miraflorina que conocí, que era la Lima de las librerías, la Lima del caminar y del andar.  

-¿Esa Lima se puede salvar? ¿se ha salvado?  
-Yo creo que ni La Habana tampoco se ha salvado. Yo he hecho una pequeña parte y queda poquísimo por hacer. Cuando me han preguntado qué tiempo necesitaría para ver el resultado de lo que yo quisiera, de lo que yo imagino, que es labor de muchos. Antropólogos, historiadores, arqueólogos, ingenieros civiles, obreros. Siempre digo “me faltaría una vida hacerlo”. Hoy, como usted sabe, hay dos tendencias. Una tendencia que busca la revalorización por razones culturales. Hay otra tendencia que cree que todo está sujeto a la arbitrariedad del mercado y que los terrenos valen más que lo que está edificado. Entonces, en muchas ocasiones, usted ve realmente barbaridades en los centros históricos. Nosotros no tenemos nada en comparación de lo que tiene el Perú. Vivimos muy orgullosos de las siete ciudades antiguas: de Trinidad, de Santiago de Cuba, de Baracoa. Pero ¿qué me dice usted cuando entramos aquí en el interior, y vamos a Cusco y vamos a ciudades maravillosas como Arequipa o Trujillo, que son capitales señoriales, donde además floreció y existe un artesanado capaz de manifestar su cultura en toda su integridad, desde la cultura, la comida. Usted ve esas variaciones gastronómicas riquísimas, después observa todo el arte del tejido. Yo creo que hay pocos países en el mundo que tienen el privilegio de un arte textil, creo yo sólo Guatemala, el Alto Perú, quiero decir Bolivia, y el Perú, el arte del telar. Después la cerámica. Estamos hablando de un arte milenario, ancestral que continúa. La orfebrería y sobre todo las personas, son como el resultado de un encuentro de civilizaciones. Yo recientemente estuve en España visitando, no había estado nunca, en la Mezquita de Córdoba, y no puede usted imaginarse qué emoción, cuando al finalizar la visita a la mezquita, en el lugar más recóndito de la mezquita, encuentro la tumba del Inca Garcilaso de La Vega. Y veo allí la gloriosa bandera del Perú, y entonces digo: Dios, qué maravilla, qué hemos sido, qué somos, qué hemos podido ser, qué seremos.  

Mariátegui y los cubanos 

- Usted ha estado varias veces en el Perú. ¿Qué imagen tiene de José Carlos Mariátegui? 
-Así como Gramsci fue para Italia la explicación en Europa Occidental de la concepción suprema del socialismo, lo fue Mariátegui en el Perú y para toda América. La lectura de sus obras, de sus cartas, mis conversaciones con uno de sus más grandes biógrafos, Ricardo Luna Vegas, me acercaron muchísimo a la interpretación y el conocimiento de un Mariátegui profundo. Mariátegui es quizás la aportación intelectual y la aportación sociológica más importante del Perú de su tiempo al pensamiento latinoamericano. 

- ¿En Cuba existe alguna presencia de Mariátegui? 
- Es probable que usted le pregunte a un joven que no sea universitario de Humanidades sobre Mariátegui, y no pueda responderle con exactitud, pero no puede preguntarle usted a un solo intelectual, a un solo escritor, a un poeta, a un literato que no le responda quién es Mariátegui, una figura esencial para América.  

(1) Fueron vecinos de la zona quienes juntos a Eusebio Leal, recuperaron el Centro Histórico de La Habana. 
(2) Calles del centro histórico de La Habana. 
(3) Demostraciones culturales realzan el paisaje cubano. 
(4) Leal ha recibido importantes reconocimientos.  

LA Primera, Lima, 30 de Abril del 2008.

Sunday, April 20, 2008

PSICOANÁLISIS DE LA CIUDAD/ POR HÉCTOR VELARDE

PSICOANÁLISIS DE LA CIUDAD 
Héctor Velarde  
 La subconsciencia de una casa de Lima está en el techo mismo de esa casa. La subconsciencia de la ciudad entera está en todos sus techos. Es lo contrario de lo que pasa en los casos normales de psicoanálisis en general. Lo sub de la conciencia, debe estar sub, es decir abajo. Aquí, en Lima, está arriba. En los techos. En Londres, por ejemplo, ciudad tan seria, la subconsciencia está en los sótanos.Lo no consciente pero penetrado se hunde y duerme en la subconsciencia. Entre nosotros se tira al techo donde se ventila, se moja su poquito o se asolea.

                  Los techos de Lima inspirarón el humor literario de Velarde.

Desde que se construye una casa, lo no pensado, lo oculto, lo reflejo, lo que parece no servir, innecesario o inaparente, va directamente al techo. Sobre todo lo sucio. Son grandes plataformas suspendidas y casi siempre inestables donde se acumulan en capas superpuestas toneladas de basura mezclada con objetos como retratos de familia, bacinicas, zapatos viejos, comoditas picadas y bicicletas rotas. Eso se combina con la vida misma de la subconsciencia que se hace presente por medio de pavos cantores, patos bañistas, cuyes asustadizos, gallinas ponedoras, perros bravos, gatos equilibristas, loras habladoras, cabritas quejumbrosas, plantas con flores, arbolitos en macetones y barriadas enteras de totora con braseros de carbón de palo y aparatos de televisión con novelas a todo meter.

Los techos desordenados y multicolores de Lima.  
Como entre la subconsciencia y la inconsciencia no hay sino un poco de torta o, a lo más, algunos ladrillos pasteleros y una que otra teatina, el fenómeno psicoanalítico socio-económico de los techos se enriquece con avisos luminosos más grandes que las casas, tanques de cilindro en batería o de concreto en cascada, casetas de ascensores como trampolines de piscinas olímpicas, chimeneas de todas las industrias, cuartos de servicio pero que son de alquiler, tenderetes napolitanos y playas de estacionamiento con rampa.

Los techos empezan a bajar al nivel redondo de la tierra, los nuevos asentamientos populares limeños. 
El problema de limpiar los techos de Lima es pues un problema de psiquiatras, psiquiatras municipales y urbanistas. Es de felicitarse que lo hayan encarado. Era lo indispensable descargar el peso de esas subconsciencias acumuladas en las alturas y darle más garantías a la población disminuyendo la presión de las inconsciencias explosivas, todo lo cual puede enterrar, dentro de poco, bajo una lluvia apocalíptica froidiana-capitalista, a la capital enferma. ¡Pero qué curación más delicada y difícil! En psicoanálisis se conocen las monstruosidades que afloran en la subconsciencia y las amenazas de la inconsciencia. La limpieza de los techos de Lima puede dejar en libertad esas monstruosidades y desatar la amenaza de lo irracional. La subconsciencia no tiene fondo y la inconsciencia no tiene contenido: las casas pueden quedar vacías y los sesos de la ciudad regados por las calles y confundidos con putrina de anchoveta. ¿La limpieza no podría, quién sabe, hacerse con helicópteros para no turbar demasiado la psiquis de los limeños cuyas azoteas son sus propios cerebros pero patas arriba?  ("Antología Humorística". Lima : Peisa,1973.)

Los libros de Héctor Velarde donde el humor supera los limites "profesioneles" de la arquitectura, el urbanismo y la literatura.

Monday, April 14, 2008

EL SIGLO XXI: ¿FINAL DE LA MODERNIDAD EN LA ARQUITECTURA?/ POR ARMANDO ARTEAGA

EL SIGLO XXI: ¿FINAL DE LA MODERNIDAD EN LA ARQUITECTURA? 


Por Armando Arteaga .


El modernismo se ha definido como la afición excesiva a las cosas nuevas con menosprecio de las cosas antiguas, especialmente en las bellas artes, la literatura y la religión. Lo moderno es lo que ha sucedido recientemente, es lo que se vive en la actualidad o se ha vivido hace poco tiempo. La modernización es dar forma o aspecto nuevo a las cosas antiguas. Lo moderno es una constante en las vanguardias que siempre se opone al orden viejo.
F. L. Wright, miró hacia el naturalismo con gran propórción por las cosas simples.

Frank Lloyd Wright dedica desde sus primeros escritos en “Modern Arquitecture” muchas inquietudes sobre lo moderno en los temas de arquitectura, y aún en “The Living City” su visión emersoniana sigue siendo una postura de apertura modernista. La arquitectura para realizarse necesita del espacio vital, no puede hacerse en el vacío, y la modernidad presume de la “utopía” para proponer acciones nuevas, “provocaciones recientes”. Ya Arnold Husser define las obras de arte como “provocaciones”, y la modernidad fue la provocación más tentadora del nuevo espíritu, su vigencia está en que trae la innovación de la forma y el contenido, o el formalismo visual que analizó Rudolf Arnheim.

The Nathan G. Moore House by Frank Lloyd Wright.

Jaques Derrida aludiendo a la “metáfora arquitectónica” dice que “la cuestión de la arquitectura es de hecho el problema del lugar, de tener lugar en el espacio: “El establecimiento de un lugar que hasta entonces no había existido, y que está de acuerdo con lo que sucederá allí un día: eso es un lugar.”

Le Corbusier miró la nueva realidad del siglo XX, y con la geometria más ortodoxa postuló ir hacia una nueva arquitectura.

La advertencia de Robert Venturi sobre “una arquitectura válida evoca muchos niveles de significados y se centra en muchos puntos: su espacio y sus elementos se pueden leer y funcionan de varias maneras a la vez”, provoca revisar los nuevos significados y los nuevos contenidos para buscar otras interpretaciones, ese vacio advierte la falta de una vigente nueva “crítica” en la arquitectura y para la arquitectura.
No se trata solo de “saber ver la arquitectura” como lo manifestaba Bruno Zevi, se trata de que está (“hacia una nueva arquitectura”) sirva al componente social, y que aporte al proceso histórico del suceso arquitectónico, en “lo nuevo” viene también explicito “lo moderno”. 

Heidi Weber Museum de Le Corbusier, refugio humanitario del encuentro para el arte y la arquitectura.

Venturi reclamaba en su “suave manifiesto a favor de una arquitectura equívoca”: la complejidad y contradicción en la arquitectura, explica su desagrado por la incoherencia y la arbitrariedad de la arquitectura incompetente y las complicaciones rebuscadas del pintoresquismo o el expresionismo. Hablaba de una arquitectura compleja y contradictoria basada en la riqueza y ambigüedad de la “experiencia moderna”, incluyendo “la experimentación” que es intrínseca al arte mismo. En todas partes, dice Venturi, excepto en la arquitectura, las complejidades y las contradicciónes se han reconocido siempre: desde la demostración de Godel, de la incompatibilidad final de las matemáticas al análisis de la poesía “difícil” de T.S. Eliot, y a la definición de las características paradójicas de la pintura de Joseph Albers.  

Nada es excluyente en arquitectura: matemáticas y poesía, no son asuntos contradictorios. Al contrario, debe darse el encuentro vital que muchas veces se manifiesta en las reflexiones del Modulor de Le Corbusier, o en los “cantos” y “teorías” del imaginismo de Ezra Pound. La “modernidad” no ha muerto porque ha llegado la post-modernidad. La postmodernidad es sola una maniobra literaria, no existe. Las vacas que comen flores de Robert Frost y el descubrimiento salvaje de la vitalidad americana que postulara Archibald MacLeish, son parte del augurio de la “modernidad” actual whitmaniana, de esta “moderna” convención sistémica de ideas nuevas para ir hacia la nueva arquitectura

Meis van der Rode profetizó parte de este ¡futuro diferente! que ya pasó: el modernismo... Meis fue otro avanzado geometra pitagorico e integral.  

La modernidad no está en el velatorio de la historia, los modernistas viven todavía en la refrigeradora, esperan congelados para despertar “vigentes” , sobre las cenizas del mediocre post-modernismo actual, tan pintoresco ahora como un sándwich pintado en una vitrina del supermarket.

Mies van der Rohe's Farnsworth House., buscó -tambien- el encuentro con la natruraleza y con cierto ordenamiento lógico geometrico-kantiano de unir las partes con el todo.  

Y, es a este lugar contradictorio del análisis y la proyectacción de los nuevos proyectos que debe enrumbar el nuevo dilema del trabajo actual de los arquitectos que no se sienten representados en la estética de la postmodernidad. A este lugar, vigente y por ahora desolado, de la “otra” nueva arquitectura moderna, y “ultima modernidad” debe acudir también la “nueva” crítica de la arquitectura. Tal vez, visión kantiana a favor de "la crítica de la razón pura" para desarrollar un derecho cosmopolita buscando una hospitalidad universal para la arquitectura contemporanea, aunque algunos de sus "proyectos" son unos verdaderos "mamarachos" que pocos soportan, porque el capitalismo actual trata de imponer lo grotesco como estética. Y, en eso estamos, al divagar en la historia de la arquitectura contemporánea, de acuerdo.  

Del libro: "La modernidad en la arquitectura".

Wednesday, March 26, 2008

ENEMIGO PRINCIPAL, EL ARQUITECTO/ RAFO LEÓN

ENEMIGO PRINCIPAL, EL ARQUITECTO 

El mal gusto y la falta de creatividad han matado 
al maravilloso viejo Miraflores 

Rafo León
Lo último que quisiera es dar de mí la imagen de un pasadista obsesionado por evitar el avance del tiempo. No es la nostalgia un sentimiento que me ocupe de cultivar, por la sencilla razón de que las cosas que estuvieron ayer en un lugar, estuvieron ayer, y hoy es otro día. El recuerdo es un hilo insuficientemente fuerte como para sostener las presiones de la realidad, además que distorsiona y subjetiviza las cosas y aunque nadie me lo quiera creer, me gusta cuando los pies están bien plantados sobre la cruda. Valga este prolegómeno para escribir lo que hoy quiero decir: la destrucción del viejo Miraflores ya cumplió con su objetivo, ya se tiró abajo los últimos ranchos finiseculares que quedaban en pie, y con ellos se ha arrasado con un bien patrimonial no solo de primer orden, sino que perfectamente podía haberse adecuado a las exigencias del crecimiento clasemediero de hoy. Bastaba con tener un poco de talento, otro de visión urbanística, su pizca de buen gusto y la intención de darle placer a los vecinos de una importante comunidad limeña. Pero ese Miraflores ya fue. 

Miraflores, Balta, bajada a los baños, con fondo llena de nuevas edificaciones.  

EL REINO DE LA CLASE MEDIA 
La arqueóloga Isabel Flores es la responsable de un interesante estudio sobre la historia de Miraflores, que nos revela cómo esta porción limeña ha sido, casi desde sus orígenes, el hábitat de una clase media muy distinta a la oligarquía que pasó del centro de Lima a San Isidro. Durante la Colonia los actuales Miraflores, Surco y San Boria fueron entregados a los curas mercedarios, mientras que los indios quedaron en los señoríos de Sulco y Huacica. A inicios del XIX los curas comienzan a vender tierras, desatando el proceso de urbanización que años más tarde, en 1857, determinaría que por la densidad de su población (1000 habitantes), Miraflores ya tenía derecho a ser declarado distrito. Domingo Porta y Guillermo Shell (cuyos apellidos llevan dos calles de mi barrio) están entre los artífices de la urbanización miraflorina, que capta en esos tiempos a familias europeas que descubren en su clima, sus huertas, sus jardines y su mar, virtudes que contrastan con lo vetusto del centro de la capital. Gentes nuevas, carentes de coronas y de huachaferías limeñas, que instalan ese espíritu democrático y mesocrático que siempre ha caracterizado a mi distrito.

ARQUITECTURA DE JAZMINES 
En esos tiempos aparecen los ranchos miraflorinos, esas sencillas edificaciones de quincha, generalmente de un solo piso, con sus galerías cubiertas, sus grandes ventanas enmaderadas y su inevitable entramado con las plantas; pues el rancho y el jardín resultaban inseparables, tanto como el maceteroy el sun porche. El terremoto de 1940 acabó con muchos de los ranchos, pero no con todos. La última piedra la han tirado los alcaldes de los recientes treinta años, con la complicidad de los arquitectos, a quienes considero como los grandes culpables de esta pérdida irreparable.

Nuevas moles de concreto: ¿Brutalismo miraflorino puro?. No, negocio de alcaldes , arquitecxtos e ingenieros civiles sin escrupulos.

ARQUITECTOS BRUTOS ANIMALES 
Caminemos por Miraflores: toda la parte vieja del distrito está hoy sobrepoblada de edificios idénticos, ratoneras con su bloqueta de vidrio para que nadie diga que no son modernas, sin ninguna gracia, levantados donde hubo casas en verdad espléndidas. Se acaban de tirar abajo una casa ubicada en la esquina de 28 de Julio y Ocharán, y otra en la misma Ocharán, y allí donde vivían dos familias, zamparán un conjunto de no menos de cincuenta departamentos, si no son cien. Los arquitectos, insensibles, incultos, no fueron capaces siquiera de conservar las rejas exteriores de esas casas. Pudieron haberlas integrado a una concepción moderna que empatara con ciertos símbolos identitarios del distrito. Pero no: mole rectangular, tugurio de balconcitos cojudos, vidrio templado y el reino del mal gusto prepotente. Yo no entiendo qué les enseñan a los arquitectos en las universidades, no sé para qué leen Arkinka y se llenan la boca con terminología huera, si a la hora de enfrentar un buen reto terminan actuando como lustrabotas de los trepones. Acá no hay pasadismo ni nostalgia, solo ganas de vivir con decencia.

DE LAS CASONAS PIURANAS

  En el actual Centro Histórico de Piura que lo conforman el circuito de la Av. Loreto, la Av. Bolognesi, el Malecón Eguiguren, y la Av. San...