Thursday, June 22, 2006

LA SEGUNDA CRISIS DE KENZO TANGE/ ARMANDO ARTEAGA

TEMAS DE ARQUITECTURA

LA SEGUNDA CRISIS DE KENZO TANGE

* Por Armando Arteaga

Kenzo Tange no es un teórico como lo fue Le Corbusier, pero ha desarrollado con una práctica increíble la lógica de su pensamiento como arquitecto y urbanista. Tange aparece en el escenario de la cultura japonesa después de la segunda guerra mundial y es él, con Noguchi, Kurosawa e Isozaki, quienes mejor expresan el momento de apértura hacia occidente: el puente entre el nativismo artesanal japonés y la tecnología constructiva de la arquitectura norteamericana y europea. Desde sus inicios, en el “Monumento a la Paz de Hiroshima”, Tange se mueve en los principios básicos de la arquitectura moderna reunidos en la “Carta de Atenas” y aún en la década del sesenta en su “Plan de Desarrollo Urbano de Tokio” el lenguaje lecorbusiano se deja sentir en el manejo de las “estructuras de comunicación” como red vital de toda ciudad.

Proyecto de la Universidad Sagrado Corazòn de Jesùs en Taipei.


La expresión lecorbusiana es uno de los rasgos más notorios de la arquitectura de Tange, pero cierto viraje hacia la arquitectura japonesa tradicional (de los estilos shoin-zujari, chashitsu y sukiya) y una mirada futurista y monumental (resultado milagrosos del gran despegue económico de entonces) va a trastocar armoniosamente sus diseños afirmando una individualidad creadora que dinamizó también la nueva arquitectura de la nueva generación: originando así la introducción y consolidación de las ideas del grupo metabolista. Obras como el Estadio Olimpico, Expo 70, la remodelación urbana de la medieval Boloña, la nueva capital de Nigeria aún en construcción, nos dan muestra de la originalidad representativa de su experiencia dentro de la tendencia modernista.


Vista del Proyecto Universidad Sagrado Corazòn de Jesùs, un patio frente al comedor; a la izquierda, las aulas, la galerìa, y una parte del comedor.

La “primera crisis” del “movimiento modernista” ha sido al comprobar el contraste entre la realidad y el trabajo de tablero, su falta de visión histórica y social en sus propios proyectos desarollados en coherencia con sus principios, manifiestos, y versiones del CIAM (me refiero al Congres Internationaux d’Architecture Moderne), desde su fundación en Sarraz(1928) hasta su disolución oficial en Dubrovnik (1959), en su verdadera falta de “inmanentismo”, en su aporte de apertura más bien vanguardista antes que funcionalista y futurista. Las ciudades milenarias –desde Atlantis de Platón y Utopía de Moro- hasta La Ciudad de los tres millones de habitantes de Le Corbusier y la Megaciudad de Tange en la bahía de Tokio, muy determinadas e idolatradas por los funcionalistas han sido irrealizadas y no propuestas a escala del hombre contemporáneo, a pesar de su actitud emotiva. Brasilia es el caso más cercano.


Proyecto Ayuntamiento de Tokio, 1952. Vista desde el sur.

Por eso creo, que la “segunda crisis” del funcionalismo, y a riesgo de parecer maniqueísta, la expresó Tange en su charla hace unos años bajo la carpa del Centro de Convenciones Crillón –la tarde de ese martes- cuando volviendo a repetir conceptos como: “la arquitectura es una cara de la moneda de nuestra civilización”, o que los arquitectos en los países en vías de desarrollo tendrían dos alternativas para su práctica: “o convertirse en grandes arquitectos, o convertirse en políticos”, abriéndonos la puerta a una reflexión casi religiosa. Pero hay que reconocer que abrió también la posibilidad de una nueva esperanza cuando reconocía el cambio del medio ambiente físico a través de la arquitectura supeditado al aspecto del desarrollo económico, y este como factor determinante del nivel de nuestras construcciones; dejando entrever la probabilidad de abordar nuevas alternativas para el diseño con la ayuda de la informática (léase computadoras).

Kenzo Tange.
Tange explicó también que “la ciudad puede crear nuevas dimensiones de comunicación y creatividad humana” y por eso su preocupación por proporcionar a sus proyectos espacios de comunicación y en su afán de lograr esta consideración el arquitecto debe inventar nuevos caminos. Criticó las limitaciones del funcionalismo como reflejo de una sociedad industrial, y abrigó la esperanza de que los arquitectos deberían crear “nuevos espacios” para el pueblo, sentenciando que este es el auténtico creador y ordenador de los nuevos espacios. Y esto implica –ciertamente- un cambio en los métodos. En fin, creo que Tange, a pesar de su falta de expresividad, aún nos entusiasma con las composiciones de las elevaciones de sus edificaciones y con su particular manera de abordar los pasadizos y los lugares organizados para el intercambio de funciones, los elementos combinados de transportes y circulaciones horizontales y verticales, demostrándonos todavía su vigencia como creador y arquitecto, aunque la crisis de nuestra arquitectura moderna es su falta de alternativa social y actual, que sigue motivando y envolviendo al maestro. No en vano, Tange recordó a Gropius: “la tecnología por si sola no puede crear belleza”. Tange es pues a mi entender una de las últimas expresiones de la crisis del funcionalismo, a pesar de sus excelentes proyectos.

*Del libro "La Modenidad en la Arquitectura".

Dos Proyectos de Tange:

CATEDRAL DE SANTA MARIA - TOKIO
GIMNASIO NACIONAL  DE TOKIO


(Publicado en “El Diario”, Lima, 14/10/1985).

*artenupe@yahoo.es


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