DISEÑO 
Por Armando Arteaga 
El lápiz:  caballero divagante 
sobre la fría nieve del papel 
me acompañó siempre 
en las amanecidas largas 
de mi novia la ventana. 
La acuarela aceptó en las tardes 
el inesperado olvido 
de mi sedienta agua pura 
para escoger: ¿la arquitectura o la poesía?. 
Mis maestros los ladrillos, 
fueron forjando el muro infinito 
de pinceles inconfundibles 
donde la tinta chorreaba
 en busca de la belleza simétrica 
de ese edificio ecléctico 
dedicado a la geometría. 
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