Critica arquitectónica
MUESTRA DE ARQUITECTURA ITALIANA (1957-1975)*
Por Armando Arteaga
Las obras están expuestas con un criterio informativo antes que cronológico, por lo que mejor destaca el aspecto productivo de estos años del setenta. La producción arquitectónica a partir de la reconstrucción post-bélica y de diversos modos de “proyectación” de lo tipológico y de lo morfológico, que le van dando un orden y una secuencia: semiótica y semántica, de lo arquitectónico. Y, esta Muestra trae un mensaje bien intencionado, mostrarnos un panorama didáctico y objetivo del proceso de lo arquitectónico.
Ejemplo de "nervadura": estructura ingenieria-arquitectónica de Pier Luigi Nervi.
Nosotros de varias maneras estamos acostumbrados a mirar esta arquitectura del movimiento contemporáneo ayudados por el soporte teórico de Umberto Eco a través de “La Estructura Ausente ”: “el mensaje exige, como fin primario de la comunicación, que sea intencionado”, y algo de Roberto Venturi en esa llamada “Complejidad y Contradicción en la Arquitectura ”, libros que más o menos manejamos con cierta destreza “académica” los estudiantes y los profesores de arquitectura de nuestras facultades limeñas.
El "historicismo" funcional de Paolo Portoghesi.
Estamos entonces en los comienzos de los años 60, cuando empieza la crisis de los modelos culturales, el auge de la arquitectura orgánica y la tradición abrumadora del movimiento moderno. En este marco de referencia, ya estamos encaminados en cierta desconfianza por el Internacional Style, y por el camino de las búsquedas “utópicas”. Por allí vamos a llegar a Mayo del 68, el Pop Art, la revolución cubana y el “Che” Guevara; pero claro, es que ya estoy hablando desde la otra orilla y por supuesto, desde la contemplación –a veces no muy entendida- desde una “posición” llamada “tercer mundista”, que me resulta algo incomoda y por supuesta muy “critica” a este proceso y a cualquier otro proceso europeo, pero esta “critica” no es una venda en los ojos, porque aceptamos esta “propuesta” italiana como algo coherente, muy bien elaborada, con un criterio muy técnico como respuesta a su propia realidad y aceptamos que admiramos estas “propuestas” que para nosotros son “didácticas”, y con amplitud para expandir los limites de ir buscando nuevas relaciones y “métodos” (¿aunque sea solo desde la admiración y la duda?), concientes de que vamos respondiendo a necesidades de comunicación y por allí nos encontramos con el racionalismo, el organicismo, el expresionismo, con Gropious, Le Corbusier, Wright, o Meis van der Rohe, como partes “independientes” del “modelo para armar” que vamos construyendo, la comprensión de ese “rompecabezas” que significa la arquitectura moderna.
La "estructura" es fundamental en Nervi.
Los movimientos arquitectónicos, en ideas y en estéticas, vienen a través de personalidades “creativas” y de nuevas “imágenes”. El “funcionalismo” es una realidad, nos guste o no nos guste, es algo inseparable de nuestra cultura de arquitectos, el “estilo funcional” lo vemos en todas partes, técnica y estéticamente hablando.
Le Corbusier es fundamental para entender este “proceso italiano”, aparte de recordarnos algunas obras de sus alumnos que están más familiarizados con nosotros: Salmona, Niemeyer y Sert, y por eso nos interesa esta “Muestra de Arquitectura Italiana”, lecorbusiana y contemporánea, porque nos enfrenta a “proyectos” de Morandi y Nervi. Los arquitectos italianos contemporáneos resultan todavía desconocidos para el grueso del público nuestro que asiste a este encuentro con ellos, aunque también pienso que algunos no son todavía muy estudiados y codificados por la critica europea, y menos por nosotros.
Dos tipos de búsqueda, según Carlodalatri presenta esta Muestra:
1) Observa el edificio, la obra concreta, investiga la técnica avanzada (Cannella, Michelucci, Olivieri, Pagliara, Pellegrin, Portoghesi, Savioli).
2)Se apoya en la multiplicación de una serie de discursos utópicos, de hipótesis “hacia delante” que rompen los puentes con la realidad cotidiana y se constituye en el paradigma de referencia que hace posible una arquitectura libre y moderna (Bassi, Loris Rossi, Sacriponti, etc., y algunos jóvenes estudios como GRAU, METAMORPH, etc.).
Los últimos paneles exhiben la realización de una arquitectura de barrios populares con equipamiento, servicios urbanos y áreas verdes, construidos al unísono con las residencias (proyectos de grupos de trabajo para Tuscanía, Vigne Nuove, etc), donde aparece la investigación arquitectónica y la experimentación social. Una apertura hacia el profesionalismo del arquitecto y la proyectación integral a escala urbana dentro del sistema capitalista y el consumismo urbano.
De esta Muestra ha dicho también el Arq. Nuncio Pascarella: “La historia de la afirmación de la arquitectura italiana moderna es también el itinerario de un refinamiento crítico que ha podido valerse de un tejido histórico, que figura entre los más ricos de la civilización occidental, para ejercitarse en la dialéctica de una confrontación entre preexistencias antiguas y arquitectura moderna”.
Vivimos hoy, en la mitad de esta década, entre los aportes de esta arquitectura italiana, una realidad de cambio, luego de la lección wrightiana de la arquitectura orgánica para encontrar ciertos valores de la actual sociedad, ir hacia lo social, lo mismo que en la urbanística nueva (me refiero a la escuela estructuralista), hacia la lingüística estructural de Eco para interpretar de otra manera la historia, y la critica contestataria del anti-design.
* Publicado en “Correo”, Suceso. Lima, 10-12-1975.