Tuesday, August 01, 2006

LA OBJECIÒN DEMOGRÀFICA/ ARMANDO ARTEAGA

Temas de Urbanismo
Nuevos asentamientos: por toda la ciudad.  

 LA OBJECIÓN DEMOGRÁFICA: INVASORES Y DESALOJADOS

Por Armando Arteaga 


  Invasiòn poderosa, nuevos ciudadanos.

Desde hace varias décadas Lima no tiene una política coherente de expansión urbana. La ciudad ha crecido (hori­zontal y verticalmente), y seguirá creciendo en desorden. El auge demográfico que presumen nuestros países en vías de desarrollo, por lo menos, en lo que respecta a expecta­tivas de población y sus necesidades de expansión, no se están adecuando a las exigencias del consumo urbano actual y la creciente explosiòn demogràfica . La decaída de las actividades primarias y el estancamien­to relativo de las secundarias, recono­cidas como los niveles más dinámicos y exigentes de nuestra complicada economía, han obligado al sector popular a su incorporación y partici­pación masiva en actividades tercia­rias productivas y culturales minimas.



La estera y la carretilla, dos instrumentos que se complementan.

Los pobladores constructores de nuevos asentamientos humanos son los responsables en gran parte con­siderable del crecimiento urbano de nuestras ciudades principales. Los "marginales" de la década del setenta y/o los "informales" del ochenta, aque­lla masa que es, a la vez, casi todo y casi nada, conforman un status pro­visorio y desafiante para Lima. Estos pobladores que cargando al hombro unas esteras se instalan en el arenal y realizan el sueño de la casa propia, con su talento, paciencia y organiza­ción propia le han arañado, a la sal de los cerros y a la tierra baldía, un poco de vida. No sólo han dominado la di­fícil topografía de nuestros territorios en condiciones adversas transformando terrenos eriazos sin valor en nuevas áreas urbanas para Lima, sino que también están resolviendo el es­pinoso problema de la "emigración ilusoria", o lo que algunos antropologos tambièn han llamado "las locas ilusiones". 

Se van consolidando los nuevos asentamientos humanos.


 Sobre el problema de las invasio­nes y desalojos, los prejuicios que suscitan las diversas opiniones sobre el tema están a la orden del día. Faltan normas legales màs coherentes y realistas, màs actuales a las necesidades urgentes de los problemas vigentes que tiene la urbe actual. Lima no tiene en la práctica un esquema di­rector de desarrollo metropolitano que oriente los mecanismos de parti­cipación individual y/o colectiva, y que les brinde a los nuevos pobladores las posibilidades de nuevas metas en una sociedad en acelerado proceso de urbanización. 


La ciudad de junto al cielo. ¿Qué culpa tiene el tomate?.

Alguien ha clasificado a los hom­bres en maltusianos y antimaltusianos (o populacionistas), pero la mayor parte de las veces las propuestas que parecen válidas y sólidas carecen de fundamento al no ser integrales. Por falta de una observación sistemática, estamos muy mal informa­dos acerca de nuestras propias ciu­dades. Estos "invasores", "bárba­ros", "furtivos", e "indígenas" son nuestro más grande capital humano que no sabemos darle su dimensión estadística. Mientras tanto, el Estado los enfrenta a palo limpio desaloján­dolos y abandonándolos irrespon­sablemente. Toda simplificación abu­siva de lo urbano se presta a falsas interpretaciones. Ni Platón imaginó su “República” como una extraña “Isla”.
¿Se puede desconfiar de la demografía y abandonar las profecías maltu­sianas"?. Todos sabemos que aún que­da un enorme espacio multiplicador de creatividad para arquitectos y urbanistas , y como ciudadanos poder seguir viviendo con alegrìa natural en esta cada vez más deshumanizada ciudad, y tambièn idiota “humanidad”.  

Pobreza urbana.

(*) Publicado en el Diario “Buenos Días”, Lima 07/07/1988.

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