EL SIGLO XXI: ¿FINAL DE LA MODERNIDAD EN LA ARQUITECTURA?
Por Armando Arteaga .
Por Armando Arteaga .
El modernismo se ha definido como la afición excesiva a las cosas nuevas con menosprecio de las cosas antiguas, especialmente en las bellas artes, la literatura y la religión. Lo moderno es lo que ha sucedido recientemente, es lo que se vive en la actualidad o se ha vivido hace poco tiempo. La modernización es dar forma o aspecto nuevo a las cosas antiguas. Lo moderno es una constante en las vanguardias que siempre se opone al orden viejo.
Frank Lloyd Wright dedica desde sus primeros escritos en “Modern Arquitecture” muchas inquietudes sobre lo moderno en los temas de arquitectura, y aún en “The Living City” su visión emersoniana sigue siendo una postura de apertura modernista. La arquitectura para realizarse necesita del espacio vital, no puede hacerse en el vacío, y la modernidad presume de la “utopía” para proponer acciones nuevas, “provocaciones recientes”. Ya Arnold Husser define las obras de arte como “provocaciones”, y la modernidad fue la provocación más tentadora del nuevo espíritu, su vigencia está en que trae la innovación de la forma y el contenido, o el formalismo visual que analizó Rudolf Arnheim.
The Nathan G. Moore House by Frank Lloyd Wright.
Jaques Derrida aludiendo a la “metáfora arquitectónica” dice que “la cuestión de la arquitectura es de hecho el problema del lugar, de tener lugar en el espacio: “El establecimiento de un lugar que hasta entonces no había existido, y que está de acuerdo con lo que sucederá allí un día: eso es un lugar.”
Le Corbusier miró la nueva realidad del siglo XX, y con la geometria más ortodoxa postuló ir hacia una nueva arquitectura.
La advertencia de Robert Venturi sobre “una arquitectura válida evoca muchos niveles de significados y se centra en muchos puntos: su espacio y sus elementos se pueden leer y funcionan de varias maneras a la vez”, provoca revisar los nuevos significados y los nuevos contenidos para buscar otras interpretaciones, ese vacio advierte la falta de una vigente nueva “crítica” en la arquitectura y para la arquitectura.
No se trata solo de “saber ver la arquitectura” como lo manifestaba Bruno Zevi, se trata de que está (“hacia una nueva arquitectura”) sirva al componente social, y que aporte al proceso histórico del suceso arquitectónico, en “lo nuevo” viene también explicito “lo moderno”.
Heidi Weber Museum de Le Corbusier, refugio humanitario del encuentro para el arte y la arquitectura.
Venturi reclamaba en su “suave manifiesto a favor de una arquitectura equívoca”: la complejidad y contradicción en la arquitectura, explica su desagrado por la incoherencia y la arbitrariedad de la arquitectura incompetente y las complicaciones rebuscadas del pintoresquismo o el expresionismo. Hablaba de una arquitectura compleja y contradictoria basada en la riqueza y ambigüedad de la “experiencia moderna”, incluyendo “la experimentación” que es intrínseca al arte mismo. En todas partes, dice Venturi, excepto en la arquitectura, las complejidades y las contradicciónes se han reconocido siempre: desde la demostración de Godel, de la incompatibilidad final de las matemáticas al análisis de la poesía “difícil” de T.S. Eliot, y a la definición de las características paradójicas de la pintura de Joseph Albers.
Nada es excluyente en arquitectura: matemáticas y poesía, no son asuntos contradictorios. Al contrario, debe darse el encuentro vital que muchas veces se manifiesta en las reflexiones del Modulor de Le Corbusier, o en los “cantos” y “teorías” del imaginismo de Ezra Pound. La “modernidad” no ha muerto porque ha llegado la post-modernidad. La postmodernidad es sola una maniobra literaria, no existe. Las vacas que comen flores de Robert Frost y el descubrimiento salvaje de la vitalidad americana que postulara Archibald MacLeish, son parte del augurio de la “modernidad” actual whitmaniana, de esta “moderna” convención sistémica de ideas nuevas para ir hacia la nueva arquitectura.
Meis van der Rode profetizó parte de este ¡futuro diferente! que ya pasó: el modernismo... Meis fue otro avanzado geometra pitagorico e integral.
La modernidad no está en el velatorio de la historia, los modernistas viven todavía en la refrigeradora, esperan congelados para despertar “vigentes” , sobre las cenizas del mediocre post-modernismo actual, tan pintoresco ahora como un sándwich pintado en una vitrina del supermarket.
Mies van der Rohe's Farnsworth House., buscó -tambien- el encuentro con la natruraleza y con cierto ordenamiento lógico geometrico-kantiano de unir las partes con el todo.
Y, es a este lugar contradictorio del análisis y la proyectacción de los nuevos proyectos que debe enrumbar el nuevo dilema del trabajo actual de los arquitectos que no se sienten representados en la estética de la postmodernidad. A este lugar, vigente y por ahora desolado, de la “otra” nueva arquitectura moderna, y “ultima modernidad” debe acudir también la “nueva” crítica de la arquitectura. Tal vez, visión kantiana a favor de "la crítica de la razón pura" para desarrollar un derecho cosmopolita buscando una hospitalidad universal para la arquitectura contemporanea, aunque algunos de sus "proyectos" son unos verdaderos "mamarachos" que pocos soportan, porque el capitalismo actual trata de imponer lo grotesco como estética. Y, en eso estamos, al divagar en la historia de la arquitectura contemporánea, de acuerdo.
Del libro: "La modernidad en la arquitectura".
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