INFORME PRELIMINAR SOBRE EL TERRREMOTO EN ICA
Monday, September 10, 2007
Tuesday, August 21, 2007
EL TERREMOTO DE ICA/ ARMANDO ARTEAGA
EL TERREMOTO DE ICA* INTERVENCIÓN DE EMERGENCIA DESPUÉS DE LA CATASTROFE: MEDIDAS PREVENTIVAS PARA AFRONTAR LOS DESASTRES DEL TERREMOTO DE ICA (15 DE AGOSTO/2007- 6.41 P.M.)
Por Armando Arteaga
Por Armando Arteaga
Para tener éxito en cualquier “intervención de emergencia” después del terremoto de Ica, se hace necesario tener en consideración la situación actual del área afectada en los aspectos de lo social, lo físico y lo productivo. Para poder aplicar cualquier estrategia de rescate y de superación de la situación actual de la tragedia ocurrida, para tener resultados favorables, para no despilfarrar y gastar bien los pocos recursos que tenemos a mano actualmente. La “intervención de emergencia” debe comprender estos “aspectos fundamentales” que pueden resultar elementales, pero que son soportales seguros: necesarios y suficientes, para ser tomados en cuenta, para una estrategia de “intervención de emergencia”, por supuesto, teniendo en cuenta las propuestas del “diagnostico” obtenido del resultado del “inventario” de los daños levantados en la zona delimitada de la catástrofe: Lima (Lima, Cañete, y Yauyos), Ica (Chincha, Pisco, e Ica), Huancavelica (Huancavelica, Huaytará y Castrovirreyna). -En lo social: Responder a intervenir con eficacia sobre los daños sufridos por la población en apoyo inmediato en salud, alimentación, cubierta temporal y apuntalamiento psicológico, para superar el estado actual y emotivo de las familias, que será vulnerable por un t = 3 meses (en una primera etapa), si no fuera suficiente por las condiciones especiales de pobreza crítica de la zona del terremoto, se debe apuntalar por otro t = 3 meses más (en una segunda etapa final).
Desarrollar la autoestima de la población teniendo como base la organización vecinal y democrática de las bases sociales por manzana urbana. Poner el máximo el esfuerzo por parte del Estado en los programas sociales de ayuda y apoyo a la población: A trabajar urbano y rural, Juntos, Comedores populares, Rondas de seguridad ciudadana, Asociaciones de damnificados, etc. La empresa privada debe elevar al máximo cuantitativamente su histograma la inversión local en cada una de estas provincias para que el desarrollo no sea desigual, para crear equitativamente puestos de trabajo e incluso desarrollar sistemas de “salarios temporales” para ocupar a la población laboral desempleada y damnificada en “obras” de recuperación inmediata. La reconstrucción de la zona debe costar más de 300 millones de dólares. Son más de 30,000 viviendas destruidas y afectadas (cifra que a mi entender debe crecer cuando se terminen las evaluaciones). -En lo físico: Responder a dar soluciones sobre los daños sufridos por las ciudades afectadas y sus respectivos centros poblados. Hay que recuperar las viviendas y los servicios de infraestructura (redes de los servicios básicos: agua y desagüe, reconstituir las redes de energía y servicios de comunicaciones, y restituir las redes viales), reparar los colegios y locales institucionales: hospitales, edificaciones publicas y privadas, para volver a desarrollar las actividades educativas y culturales.
Son cerca de 100 millones de dólares para este rubro que se necesitarían. El tema de la normatividad y el uso de los materiales de construcción: ¿ladrillo o adobe?, no solo: es un debate técnico, sino que es parte de la realidad de nuestro “proceso constructivo” impregnado en la historia del nuestro contexto social y cultural, lo que determinará siempre los más genuinos resultados de estos detalles constructivos. Ningún material es solo noble o es innoble, de por sí, depende de los diseños y de los costos. Será la parte más difícil, a tener en cuenta, a la hora de tomar decisiones en las nuevas edificaciones. Depende también del factor económico, geográfico. geológico y cultural. Recomponer el sistema de defensa civil con participación de la ciudadanía afectada, insistir en la eficacia del Gobierno Central, los Gobiernos Regionales y Locales, pero –sobre todo- tener confianza en la organización de los damnificados. Mayor participación del apoyo logístico y técnico de las Universidades: UNI (CISMID), UNA, UNMSM, y otras, ONGs con especialiades en los temas afines al terremoto y al proceso de la reconstrucción. -En lo productivo: Responder a “reactivar” inmediatamente la vida productiva de la zona para evitar que se deprima económicamente, y tengamos otros sucesos sociales indeseables que lamentar. Invertir en los sectores de agro-industria, pesquería, turismo. La economía de la zona representa el 5% de PBI. Nacional, su impacto repercutirá inestablemente en los sectores medios y más bajos. Hay que llevar inversión hacia la zona de la catástrofe, en un t = 5 años. No estamos en un momento de existencia de falta de recursos, hay que fortalecer el espacio económico de la zona y ser generosos con los damnificados. La escasa previsión, la falta de organización y gestión, es parte de nuestras debilidades, de no tener un ejecutivo gerente para la dirección de la reconstrucción podría ser fatal, podemos lamentarnos después. No olvidemos la pésima gestión del CRYRZA en el terremoto del 70 en Huaraz. Tampoco olvidemos la ineptitud actual del sistema de defensa civil y del INDECI.
Cualquier sociedad o comunidad que se respete tiene que desarrollar automáticamente, pero en democracia, un PLAN DE INTERVENCIÓN EN EMERGENCIA. El estado solo no va a poder superar tremenda catástrofe, por lo que se hace necesario la participación de la sociedad organizada, así como la intención de la empresa privada y la ayuda internacional, tanto en lo referente al criterio técnico como al criterio económico respectivamente, dos parámetros: la técnica y la economía, que deben ir de la mano para volver a tener desarrollo sostenible en la zona: Lima, Ica, Huancavelica. Si no actuamos con prontitud, no vamos a poder evitar el éxodo masivo de las poblaciones pauperizadas por la catástrofe a las zonas periféricas de Lima en busca de trabajo, lo que sería lamentable, Ica estaba desarrollando nuevas alternativas con la agro-exportación hacia un espacio económico aceptable, que incluso recibían en sus bolsones barriales los excedentes emigrantes de Ayacucho y Huancavelica que venían a la costa en busca de trabajo. Todavía no tenemos un “inventario” completo del acontecimiento telúrico. Falta averiguar con exactitud los daños provocados por el trajinar de la placa de Nazca. Necesitamos tener cifras exactas de: -Área total afectada de kilómetros cuadrados. -# de personas a las que el terremoto provocó la muerte, #de heridos, # de damnificados, # de viviendas dañadas, # de servicios colapsados, etc. (El INEI. Debe darnos este dato lo más pronto posible, para cuantificar, y proyectar sobre este “diagnostico”, el posible “prognostico”, para tener una idea más especifica de las propuestas y proyectos que deben realizarse, para volverla a dar vida a esta zona en emergencia. El movimiento de la tierra en la zona afectada por el terremoto a sido muy severo (El Instituto Geofísico del Perú debe darnos también el Informe Final, se habla de la magnitud el 7.5 en la escala de Richter, el registro de la secuela energética, el nivel de los movimientos sísmicos y la sismicidad de la placa de Nazca, para que los ingeniero y técnicos tenga en cuenta estos factores al momento de diseñar nuevas edificaciones, ...etc).
Se necesita hacer una minuciosa evaluación de las edificaciones y las viviendas. Una minuciosa revisión de las construcciones de las edificaciones existentes en Lima, Ica, Huancavelica, para reconocer su grado de deterioro, . Hacer esta prospección especializada en la ciudad de Lima (no hay que ser irresponsables de pasar por alto esta iniciativa, y allí vamos a encontrar el verdadero “diagnostico” de la situación actual, del deplorable estado de construcción de nuestros edificios), La evaluación de las estructuras de concreto deben estimarse en la falta de diseños estructurales para la soportabilidad de los movimientos sísmicos, en Lima, e Ica, las paredes de ladrillos a menudo carecen de columnas de concreto reforzado en las esquinas, y las paredes son muy largas, carecen igualmente de columnas medianeras de concreto armando. Las construcciones en adobes son las que más daños -excesivos y exclusivos- han sufrido. Las casas de adobes no han tenido el collarín superior que hubiese evitado y ayudado a soportar el impacto sísmico, para mitigar este desastre. Los techos, algunos muy pesados, y la mampostería sin refuerzos de concreto en muchos casos se desplomaron. Numerosos parapetos, para el caso de balcones pesados y ventanas, se fueron al suelo. Estas indicaciones hay que tener muy en cuenta para parte de Lima (Centro Histórico, Rímac, Conos, etc...), pero muy en especial para todo Ica y Huancavelica.
Las viviendas actuales construidas se encuentran en serios peligros. Hay que facilitar rápidamente el recojo de escombros, para evitar nuevos accidentes. Este recojo es manual y con maquinaria, pero debe acelerarse para evitar epidemias y otros incidentes que pueden volver a ocurrir. Muchas viviendas se están desplomando espontáneamente. Ica, Pisco, Chincha, han perdido valiosas construcciones de su patrimonio cultural y arquitectónico. En Pisco antiguo se han desmoronado la “Casa del Libertador San Martín”, la “Casa de Valdelomar”, "La Casa de Raùl Porras Barrenechea", etc., y un sin numero de Iglesias y viviendas, de una resaltante arquitectura domestica y local costeña, de gran importancia e interés constructivo. Urge dar una respuesta inmediata. Debe empezarse la reconstrucción de los grandes centros urbanos y de los centros poblados: distritos, barrios, caseríos, etc.. Los Municipios deben tomar indistintamente la iniciativa nombrando “Juntas Vecinales” por cuadras, con los respectivos catastros realizados por Cofopri o el Ministerio de Vivienda, o levantados espontáneamente “a mano alzada” por universitarios. Todos los peruanos debemos participar en el proceso de reconstrucción, todas las autoridades también, así como la población organizada: en consenso, deben nombrar sus representantes vecinales, para dar una respuesta coherente, una vez que vaya pasando la penuria del miedo y la falta de las necesidades mínimas. Nos levantaremos de los escombros, somos una zona sísmica, a eso estamos acostumbrados, pero hay que tener conciencia de que la demanda de vivienda esta para los 300,000m pobladores, o unas 70,000 familias, que es más o menos: el número de damnificados que nos ha dejado este terremoto de ICA. Reconstruyamos, ICA, de las tres letras: el sol, la uva, la ira, la fuerza loca de la naturaleza. Apoyemos a Huancavelica. Y no hay que olvidarse también del sur de Lima.
*Informe del ITECA, Instituto de la Tecnología y la Cultura Andina-Amazonía a los Gobiernos Locales de la Zona Afectada por el Terremoto de Ica.
Thursday, May 24, 2007
LA REALIDAD SOCIAL Y LA ARQUITECTURA LATINOAMERICANA
LA REALIDAD SOCIAL Y LA ARQUITECTURA LATINOAMERICANA
Por Armando Arteaga
(Ponente de la FAUA-UNI).
El tema de la “Realidad Social y la Arquitectura Latinoamericana” es tan amplio y complejo que perderíamos el tiempo y el esfuerzo de este “I Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura” (*) si no somos concientes de que la práctica social y profesional del arquitecto en Latinoamérica pasa por las contradicciones políticas, sociales e históricas de nuestro continente. Lo cierto es que Latinoamérica no solo es un concepto histórico, sociológico, antropológico, o político, ni una suma de pueblos, o varios idiomas nativos (incluyendo también el castellano y el portugués), ni una cultura. Es algo más que todo eso. A partir de los años cincuenta es que se ha empezado a manejar con frecuencia el termino “arquitectura latinoamericana”. Así la frase “Oscar Niemeyer es un arquitecto latinoamericano” no aporta nada sino ubicamos el registro y los códigos de la “Plaza los Tres Poderes” en la proyección de la standardización de una arquitectura que se sintetiza en la “unité d´habitation” de Le Corbusier quien declaró alguna vez sin titubeos: “para los hombres en serie, hay que crear viviendas en serie”.
Los estudiantes de Paris, Mayo del 68, querìan cambiar el mundo y tambièn la arquitectura.
Las masas y la modernidad no solo arruinaron el discreto encanto que poseía el arquitecto latinoamericano por entonces; lo condenaron a naufragar en diversidades. Hablo de masas –en capital humano y material constructivo- y de la modernidad como mito desarrollista. La relación “Arquitectura y Latinoamérica” es confusa y han contribuido a esa confusión los siguientes libros: “Arquitectura Latinoamericana” de Francisco Bullrich, “Diez Años de Arquitectura en Cuba Revolucionaria” de Roberto Segre (1), “Ciudades precolombinas” de Jorge H. Hardoy, e “Imperialismo y Urbanización en América Latina” de Manuel Castells, entre otros. Existen otros libros, pero estos son los casos más destacados. El aporte de estos cuatro autores es significativo, y también va a medias, pues, en el recorrido que uno realiza por el aprendizaje de la profesión, uno termina por creer que el debate sobre “Realidad Social y Arquitectura Latinoamericana” fue casi inexistente y más bien correspondió a vanguardias y elites (2).
No hubo, en serio, un debate académico –dentro de los talleres de diseño y aulas de las facultades de arquitectura de Latinoamérica- sobre “Realidad Social” y menos sobre “Arquitectura Latinoamericana”. El cuadrivio de estas tesis nuevas sobre “arquitectura latinoamericana” se han desarrollado autónomamente y marginalmente entre estudiantes y profesores, y por supuesto, y en algunos pocos talleres “sociales” de diseño (3).
El caso de “Arquitectura, urbanismo y dependencia neo-colonial” de Emilio Pradilla y Carlos Jiménez fue un extremo de tensión, un signo indicador de cierta dirección “izquierdista” de los estudiantes y profesores progresistas colombianos para encarar la crisis que agobiaba nuestras facultades de arquitectura por la situación difícil de la coyuntura latinoamericana del setenta, coyuntura que oscilaba entre dictaduras y “frágiles” democracias, este ha sido el péndulo que definió el tiempo de este movimiento “cultural” y el estar “existencial” en un espacio de grandes contradicciones, una acción por reivindicar desde un sector de la izquierda: el derecho de opinar diferente y libremente, buscando una voz propia: la nueva generación de arquitectos, muchos de ellos desilusionados de “funcionalismos” asfixiantes.
Decimos que nadie discute en aulas y talleres, ni “realidad nacional”, ni “producción social del espacio”, y menos “planificación socialista” o “arquitectura rural”, sin embargo “el tiempo que escondido en nuestras ciudades latinoamericanas nos observa” es todo un desafío, y en el trabajo del espacio, al que tenemos que responder como profesionales o técnicos, es terrestremente –hablando- un espacio de muerte, de abolición de hombres y de proyectos sociales “utópicos” (asunto del que nunca hemos renunciado). Las venas abiertas de América –para citar a Galeano- desangran todos los días.
El "Mensaje a los estudiantes de arquitectura" de Ernesto "Chè" Guevara motivò tambièn todo un estilo de mirar la arquitectura y el mundo.
La verdad es que Latinoamérica es un continente de contradicciones, los caminos son inexplorables todavía; y los arquitectos no estamos preparados para mayores tareas comunes, y pareciera que no nos gustan las contradicciones, los caminos difíciles y originales. La arquitectura, muy a pesar nuestro, es la exteriorización de nuestra vida social, nunca dejará de ser una técnica, el environmental desig. La verdad es que los enormes contrastes pesan y las frustraciones constantes de las que no escapa para nada la arquitectura en Latinoamérica son tan evidentes que muchos prefieren la evasión total, y con ello, simplemente, la ausencia de una alternativa revolucionaria para la arquitectura. En el libro de Bullrich –que es un vademécum arrogante de cierto subdesarrollo y dependencia frente a la arquitectura europea y norteamericana del presente siglo- se ha optado por presentar a un conjunto de arquitectos y sus proyectos como estructuras individualizadas. Bullrich decía que la colección era un testimonio de un movimiento.
Hoy podemos decir sin temor a equivocarnos, ni caer en extremos, que es un testimonio de una inercia, fue un récipe, y para seguir con la inercia del ritmo, un recipiendario. Los contraste son aún más significativos en las tesis “sociologistas” de Manuel Castells que fueron necesarias y suficientes, diversificadoras y que “in illo témpore” traían la “nueva ola” de París y que los estudiantes becarios se adhirieron, y creían de veras en “La revolución urbana” que animaban desde la revista “Espacio”: Henri Lefebvre, Fernando H. Cardoso y Aníbal Quijano. El aporte de Castells está en que supo presentar la nueva constitución del espacio latinoamericano después de la segunda guerra mundial bajo los efectos de las nuevas formas de dominación económica imperialista. Los teóricos de la urbanización dependiente ayudaron a disimular las asperezas entre “académicos” y “expertos” de la nueva situación social. Castells fue lapidario cuando sentenció con su hoy lejano “cliché” de izquierda: “La transformación del espacio latinoamericano no es, pues, una marcha hacía la modernización, sino la expresión específica de las contradicciones sociales producidas por las formas y los ritmos de la dominación imperialista”.
Ahora sabemos que el aporte de Castells está en su “metodología de investigación social” para problemas urbanos, y su desvanecimiento en su práctica conciliatoria con los centros de poder, habló en teoría de las masas y las ciudades, pero la realidad le dio la espalda. Desde una posición “historicista”, Jorge E. Hardoy trasladó las novedades y diría también las bondades de la “escuela francesa” y de la mano de Fernand Baudel vinieron allende las fronteras de las ciencias sociales a darle instrumentos a los nuevos arquitectos: muy ocupados en sus problemas urbanos y en barrios marginales, pocos receptivos a la cuestión rural. Los arqueólogos fueron más acogedores con Hardoy. Debería volvérsele a leer con mayor interés, prudente detenimiento y desde otra perspectiva. Roberto Segre ha sido en este encuentro de los arquitectos y los estudiantes latinoamericanos con la Revolución Cubana un puente más bien incomodo con nuestras facultades abstraídas en vínculos más encontrados con la arquitectura norteamericana actual después de los 50 y la arquitectura de Niemeyer, con el urbanismo de Lucio Costa, con recursos de cierta técnica y queriendo hacer cierta arquitectura futurista -que declinaba en la forma y la función- y que debía enfrentarse a las demandas planteadas por las poblaciones y sus necesidades. No se valoró el uso del “pre-fabricado” cubano. Segre no tradujo a cabalidad este aporte (recordemos que Segre es un arquitecto argentino trabajando en Cuba), y Cuba daba una respuesta política e inmediata a su problema de vivienda y equipamiento urbano.
La revista "Tramma" de los 70.
Unos piensan, que fue un destino mediocre, otros, que son una alternativa nueva: esa avilantez que nos esperaba, cuando alguien se preguntaba: cómo podría ser esa transformación del diseño actual. Los “academicistas” perdidos en sus comprensibles inquietudes del tablero respondían aprendiendo de Kenzo Tange y el vertiginoso crecimiento industrial del Japón (EXPO 70), y se perdían melancólicamente volviendo la mirada con nostalgia hacia el “milagro” brasileño. Como sabemos, hoy Brasil, como todos los países latinoamericanos, tampoco puede pagar su deuda externa, y se debaten en penurias. No todo a sido una catástrofe para la “arquitectura latinoamericana”. No olvidemos que André Malraux bautizó a Brasilia como la capital de la esperanza. Hoy Brasilia no es ni el paraíso terrestre querido por algunos, ni aquella capital de la desesperanza anunciada por otros.
Mi objeción al debate sobre “arquitectura latinoamericana” no es únicamente desde la propuesta de la respuesta que han dado a sus necesidades de arquitectura de las masas latinoamericanas en el proceso histórico que vivimos, sabemos que la mayor parte de las edificaciones realizadas no son proyectadas por arquitectos, sino por el usuario de esta “arquitectura espontánea” desarrollada en la “marginalidad” (de los años70), e “informalidad” (de los años 80). Si miramos hacia atrás, no para quedarnos como Lot, ese gesto de admiración de Humboldt al meditar sobre las instalaciones de arquitectura precolombina es significativo, cuando exclamó: “esta arquitectura parece haber sido realizada por un solo arquitecto”. La arquitectura precolombina bien sabemos fue una arquitectura de masas –no solo piedra, arcilla, caña- espontáneas, y de una planificación social: expresión de una respuesta ante la necesidad.
La “arquitectura latinoamericana” aún parece que sigue siendo realizada por un solo arquitecto, aunque ahora en las últimas etapas (en el encuentro con el mundo europeo) el resultado parece negativo, improvisado, falto de planificación. No hablemos de un futuro después del “2001. Odisea del Espacio”, hablemos de un presente perpetuo, de ayer, de siempre, de una arquitectura autentica y andina, de un sistema organizado y social. Mi objeción, es pues, política. Eso que nadie quiere discutir. Latinoamérica está condenada a la búsqueda de sus orígenes. O, lo que es lo mismo: a lo imaginario, desde la crítica y la acción. El nuevo arquitecto no puede ser insensible a la búsqueda de un consenso entre lo tecnológico y lo espacial, entre los recursos materiales y la población organizada, entre la proyectación profesional y el usuario, dentro de los márgenes de nuestra cultura autentica. Para terminar, se trata de estar en el tiempo de la transformación social, en el diseño de espacios que sean para todos, pero en el libre camino de nuestro americanismo: la búsqueda de nuevas alternativas.
Más debate, más comunicación, entre nuestros pueblos y nosotros. Tenemos que inventar muchas propuestas nuevas para llegar a un solo proyecto real y político. Para empezar, sudamericanos : ir hacía una arquitectura andina y social, rural y urbana, con respeto por ambas vertientes. Hacer de esta residencia en la tierra: no la tierra de los condenados, sino la tierra de la libertad, la tierra de un espacio mejor habitable y en la dimensión humana, y si se quiere utópica, al servicio del hombre común y olvidado de nuestros pueblos, una arquitectura que nos vuelva a integrar. Ir hacia una arquitectura andina, es buscar una nueva alternativa, un nuevo horizonte, un diseño más exacto.
Original de Ponencia presentada al I Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura en Arequipa.
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Estas notas en pie de página han sido puestas varios años después de la presentación de esta ponencia para una mejor comprensión del fenómeno social y estudiantil al que hacemos referencia:
(1) El entusiasmo que suscitó el “Mensaje a los estudiantes de arquitectura” de Ernesto “Che” Guevara ya estaba pasando de moda dentro del movimiento estudiantil, la ola de Mayo del 68 vino con otras novedades para las propuestas de la nueva izquierda en la FAUA-UNI.. Y fueron estas nuevas actitudes que fortalecieron un impulso novedoso y crítico como es el “caso colombiano” con “Arquitectura, urbanismo y dependencia neo-colonial” de Emilio Padilla y Carlos Jiménez.
(2) En la década del 70, editamos Wiley Ludeña, Hugo Salazar del Alcazar, Mauro Llerena y Armando Arteaga, entre otros entusiastas estudiantes “progres” y de izquierda, la famosa y solitaria revista “Tramma” (dos números editados, 1978) que alborotó los pasadizos, los talleres y las aulas de la UNI. y la Ricardo Palma, con tesis y posiciones “radicales” y de vanguardia para ese momento. Carlos Acevedo y Luis Rodríguez Cobos (casi un franco tirador) publicaron también en “Tramma”. Más tarde, Zack Ruiz de Somocurcio tomaría la posta algo radical dentro de una normatividad más “castellsiana” con sus imprescindibles separatas “Documentos de Arquitectura y Urbanismo”. Vuelta a la otra margen, desde la perspectiva docente, se publicó los “Cuadernos de Arquitectura y Sociedad” que animaba Raúl Quiñónez Aranda. Otros sinceros “francotiradores” docentes de este álgido proceso “contestatario” de izquierda que querían un cambio de actitud ante la arquitectura y la realidad nuestra fueron: Jorge Burga, Eliseo Guzmán, Jorge Ruiz de Somocurcio, Esturado “Talo” Núñez, Miguel y Marta Llona. Con sus respectivas particularidades, que cada uno de ellos asumía. No hubo más movimiento vanguardista por parte de los estudiantes, y menos del lado de los docentes, en verdad, la realidad cambió adversamente en el país. Para después, la moda regresó de rebote desde Inglaterra, Francia y España.
El libro de Martuccelli capta parte de este periodo izquierdista de los estudiantes de arquitectura.
3) Elio Martuccelli en su libro “Arquitectura para una ciudad fragmentada” (Centro de Investigaciones de la Universidad Ricardo Palma, Octubre, 2000) ha logrado captar parte de este impulso del periodo “izquierdista” de un sector pensante de los estudiantes y profesores de aquella década del setenta, prodigiosa en ideas y en actitudes.
(*) IV ENCUENTRO Y I CONGRESO LATINOAMERICANO DE ESTUDIANTES DE ARQUITECTURA.
Formación Social Latinoamericana y La Arquitectura. Realidad social latinoamericana y su influencia en la arquitectura.
Universidad San Agustín de Arequipa.
Universidad Nacional de Ingeniería. Lima-Perú, Marzo de 1987.
Wednesday, May 16, 2007
LA ARQUITECTURA Y LA REVOLUCIÒN INDUSTRIAL/ ARMANDO ARTEAGA
Arquitectura e Historia
LA ARQUITECTURA Y LA REVOLUCION INDUSTRIAL
Por Armando Arteaga
INTRODUCCIÓN
Es un lugar común decir “El capitalismo contemporáneo nació con la sociedad industrial tras una revolución de las técnicas de producción que permitió acumular un grueso volumen de capital”. El capitalismo industrial nació en Inglaterra entre finales del siglo XVII y principios del XIX. Este periodo de profundas mutaciones en los aspectos económicos y sociales es llamado como “revolución industrial”. Fenómeno social y político -muy especial-, y asunto clave para entender muchas razones de la expansión capitalista actual.
El viejo Marx y la Revoluciòn Industrial.
Arnold Toynbee fue uno de los primeros en utilizar esta expresión “revolución industrial” en sus “Conferencias sobre la revolución industrial en Inglaterra” publicado en 1884, sin embargo, los primeros en hablar del concepto de “revolución industrial” fueron John Sturt en sus “Principios” (1848) y Karl Marx en “El Capital” (Libro Primero). Marx escribió: “Cuando John Wyatt en 1735 dio a conocer su máquina de hilar y, con ella, “la revolución industrial” del siglo XVIII, no dijo ni una palabra de que el hombre sería sepultado como motor...”
LA AGRICULTURA Y EL DESARROLLO DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL
No hubiese existido “revolución industrial” en Inglaterra sin la “revolución agrícola” que la precedió. En el momento que apareció la gran industria, la agricultura moderna estaba ya fundada. Dicen los clásicos, que el desarrollo agrícola fue una de las condiciones necesarias para la industrialización. El crecimiento de la renta agrícola, a consecuencia de un aumento de la productividad, crea una ampliación de las salidas en el mercado interior. Así mismo, este aumento de la productividad libera una parte de la mano de obra, que duda a disposición de las necesidades de la industria y permite incrementar la oferta de productos alimenticios. Todos los períodos de desarrollo han registrado un sensible aumento de población. Entre el sector agrícola y los sectores industriales suelen surgir presiones reciprocas. Dos categorías de gente fueron victimas de la implementación del mercado y de la redistribución consiguiente de las tierras: los pequeños propietarios que a menuda se vieron obligados a vender sus parcelas, y los “cottagers”, que constituían la categoría campesina más pobre y se beneficiaban del derecho de libre pasto en los terrenos comunales. Estos “cottagers”, cuya única propiedad se reducía a algunos animales (ganadería ovino), eran a la vez obreros agrícolas y trabajadores a domicilio, al carecer de derecho reconocido, fueron las primeras víctimas de las operaciones de reordenación. El costo social de la reforma agrícola fue soportado por las clases más humildes, pero la concentración de la propiedad rural fue un factor de crecimiento de la productividad. Pero también, el progreso agrícola permitió la formación de nuevos grandes centros urbanos.
EL DESARROLLO DE LOS MEDIOS DE TRANSPORTES
La construcción de carreteras y canales era indispensable para el desarrollo de la población y de los intercambios. El aprovechamiento de las vías fluviales jugó un papel económico todavía más importante que la mejora de los puentes y caminos. La construcción de redes ferroviarias fue otra consecuencia de la “revolución industrial” y no pudo iniciarse antes de la puesta a punto de la máquina de vapor. La puesta a punto de la red de vías de comunicación fue una precondición del desarrollo industrial.
LA PRESIÓN DEMOGRÁFICA
La presión demográfica fue sensible durante la revolución industrial, a partir del momento en que las transformaciones técnicas permitieron aumentar progresivamente el volumen de la producción. El crecimiento demográfico engendró nuevas necesidades, y en consecuencia, nuevas salidas para los productores. Sin presión demográfica no existe -es un factor esencial- el crecimiento de la demanda, y por ello el crecimiento industrial puede resultar paralizado o frenado. La oferta de mano de obra está en función de la población. A partir del momento en que se inicia la industrialización y se llega a la fase del “despegue”. Existe una interrelación recíproca entre la presión demográfica y el desarrollo económico.
La màquina y el triunfo del diseño.
LAS INVENCIONES Y EL PROGRESO TÉCNICO
Hablar de la “revolución industrial” evoca inmediatamente los inventos técnicos que permitieron pasar de la fase artesanal a la fase de la industria moderna. La herramienta manual fue poco a poco sustituida por la máquina, gracias a los perfeccionamientos tecnológicos y a la utilización del vapor como fuente de energía. Este conjunto de “descubrimientos” transformó las relaciones entre el factor trabajo y el factor capital. La acumulación de capital se hizo posible gracias a los inventos, y con ellos, se entró en la etapa del capitalismo industrial. Los inventos estuvieron distribuidos en los siguientes rubros por actividades funcionales de acuerdo al despliegue manufactural en un nuevo ámbito fabril: -La industria textil (Máquina de hilar). -El hierro (La invención del pudelaje) -La máquina de vapor (Forma nueva de energía). Y, para que se desarrolle la “revolución industrial”, fue necesario que los inventos se propagasen y arrasen al resto de los estratos de la economía de entonces trastocando la estructura existente, impulsando el nuevo crecimiento económico. Los inventos aparecen en el momento de la evolución de las técnicas y dependen tanto de los conocimientos adquiridos y de las necesidades presentes como del talento creador de los individuos.
El inventor y el empresario se integraron por las exigencias concretas de su época y el medio social. La “historia de los inventos” no es solo “asunto de los inventos”, sino la cuestión de una expresión colectiva que trató de resolver progresivamente los problemas suscitados de las necesidades colectivas y los requerimientos de la nueva ciudad industrial. Surge allí el tema del urbanismo. Y el urbanismo trae consigo el tema de “lo moderno” en la arquitectura.
El libro de Pevsner, bàsico para comprender la arquitectura europea.
ARQUITECTURA Y REVOLUCION INDUSTRIAL
Nikolaus Pevsner nos a enseñado para entender el movimiento moderno que “la arquitectura de la ingeniería del siglo XIX estaba ampliamente basada en el desarrollo del hierro, primero como hierro fundido, después como hierro forjado, más tarde como acero. Hacia el final del siglo, el hormigón armado apareció como alternativa”. La importancia del contenido histórico en la arquitectura viene desde John Ruskin y más tarde es exaltado también este “ornamento” de lo histórico por William Moris. Ver por eso “An Outline of European Arquitecture” de Pevsner, aunque nosotros hemos trabajo con la versión italiana “Storia dell´architettura europea” (Editori Laterza, 1966).
La historia del hierro comienza con la inventiva de la revolución industrial. Como Inglaterra marchó a la cabeza de la revolución industrial en Europa, fue también “pionner” cuando abrió las puertas para que las inquietudes del “Journal of Design and Manufactures” y de sus fundadores: O. Jones, M.D. Wyatt y R. Redgrave, fueron quienes anunciaran el desarrollo más tarde de W. Morris y el Movimiento Moderno (aunque no siempre la historia es una línea, y menos una recta).
(Publicado en la Revista El Cuadrado. Abril 1982).
Monday, August 07, 2006
NO FUERON 500 SINO MILES DE AÑOS MÀS DE POBLACIONES/ ARMANDO ARTEAGA
8 de Agosto: Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.(1)
Machu Picchu, la ciudadela inka, Cusco, Perù.
NO FUERON 500 SINO MILES DE AÑOS MÁS DE POBLACIONES*
Por Armando Arteaga
Uno de los aspectos más resaltantes, donde se puede notar el contraste de lo que fue este desencuentro cultural de los 500 años entre el llamado "viejo" y "nuevo" mundo, es la parte referida a la arquitectura y el planeamiento urbano de nuestros pueblos.
Caral, la ciudad màs antigua de Amèrica, Supe, Perù.
La admiración que le produce, a un observador detallista como lo fue Alexander Von Humbolt, la arquitectura de estos pueblos nativos es resumida en su expresión: "parece una arquitectura hecha por las manos de un solo arquitecto", es exacta y específica. El sentido de perfección y adecuación que nos produce cada uno de los elementos que conforman el todo de la llamada "arquitectura pre-hispánica", visto como proceso de trabajo, de acondicionamiento territorial, de unidad integral, de equilibrio entre forma y función, es lo que más reluce, para quien inventarió y levantó muchas de las plantas de estas edificaciones. Humbolt en esa expresión nos muestra la admiración sensible que puede tener un observador inteligente del proceso constructivo nuestro.
Piramide en Michoacàn, Mèxico.
Hay que precisar también que tardíamente otros observadores extranjeros como Ann Kendall, Jean Francois Bouchard, Craig Morris, John V. Murra, Charles Wiener, E.W. Middendorf y Adolph Bandelier, no precisamente españoles, definen con admiración este proceso urbanístico. Proceso complejo, no estudiado seriamente todavía, que adecuado en su verdadera dimensión de valor, es una de las características más importantes de la historia de nuestra cultura.
Complejo Tschudi, parte de la ciudadela de adobes en Chan Chan, en el desierto norteño peruano.
Las construcciones de la revolución lítica de los Chavín; el manejo de los adobes Mochica y Chimú, instalados en la escenografía increíble del desierto peruano; el planteamiento urbano de los Wari e Incas; las aldeas ribereñas de las poblaciones nativas de la Selva, tienen para nosotros -todas esas instalaciones- la capacidad de maravillarnos a primera impresión y volvernos a maravillar cuando sobre ellas racionalizamos nuestra lectura y hacemos cualquier prospección. Pero no solamente es el pasado, o la mirada hacia atrás, que no nos convierte en estatuas petrificadas -culturalmente hablando-, todo es parte de un proceso truncado con la llegada de los europeos. El arribo de una nueva visión urbanística, no adecuada para nuestras poblaciones e impuesta por los españoles, terminaron disturbando y distorsionando la lógica de este proceso. Es cierto que las catedrales e iglesias diseñadas por la visión cristiana del arquitecto extranjero, no dejan de ser artefactos hechos por manos artesanas, laboriosas e indígenas, que han sincretizado su versión pagana con la de afuera cristiana.
Maloca: vivienda indìgena en la Amazonìa.
La arquitectura y las edificaciones de las poblaciones nuestras fueron hechas a sangre y explotación realizada contra lo nativo. Es una arquitectura de piedra, de barro, melancolía agreste y tributaria de nuestros pueblos que con su mensaje terrenal han ido quedando sobre cuadrículas diversas y todo área de trance urbano que tenemos en nuestras ciudades. La modernidad aparente de algunas de nuestras poblaciones está atrapada por la nostalgia de nuestra arquitectura indígena Maya, Quechua, Náhuatl, Chanka, Mochica, Yunga, Tiahuanaco; conclusión diversa e inédita de la reunión de todas las sangres de nuestro mensaje. Para el alarife nativo que construyó con sus manos y herramientas originales este proceso urbanístico, que ha sido único y diverso, lo más importante de su mensaje parece ser su actitud temporal por perdurar en este desencuentro de criterios y estallido cultural. Mirando hacia el futuro, lo que nos queda, en este renglón de nuestra actividad constructiva nativa, es insistir en la gran sabiduría ancestral nativa con la que se han construido nuestras ciudades; ubicándolas en la actual dimensión temporal de la modernidad, haciéndolas funcionales y adecuadas a las necesidades vigentes para nuestros pueblos actuales. Por último, también debemos insistir en una arquitectura nativa moderna, adecuada al medio ambiente, orgullosa de la piedra y el barro, de la cerámica y la madera, de la caña y el ichu, del soportal y el techo a dos aguas, el zaguán y la cancha, el plano inclinado, de toda esa heterogeneidad y posibilidad que se nos presentará en los años que vendrán.
Maloca actual en la selva de Brasil.
(1) Desde 1995 se celebra el “Día Internacional de las Poblaciones Indígenas”, que empieza el día de la primera reunión, en 1982, del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de las Naciones Unidas, un órgano subsidiario de la Subcomisión para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos. Las poblaciones indígenas representan casi 300 millones de personas, hablan más de 5,000 lenguas y vivimos en más de 70 países repartidos en el globo terrestre, desde el Ártico hasta el Amazonas, en el Sahara a Australia. La mayoría –más de 150 millones viven en Asia (Bangla Desh, Birmania, Pakistán, Felipinas, Siri Lanka y Tailandia). Somos varias fuerzas importante en lo político y en lo social en las nuevas decisiones de la globalización. Casi 30 millones de indígenas viven en América Latina: Brasil, México, Ecuador. En Bolivia, Guatemala y Perú, las poblaciones indígenas somos más de la mitad de la población total de nuestros respectivos países.
*Publicado en el Boletín Informativo del Centro de Culturas Chirapaq, Lima-Perú. Edición Especial N- 11-14, 1993.
Tuesday, August 01, 2006
EL URBANISMO, OTRA VEZ/ ARMANDO ARTEAGA
TEMAS DE URBANISMO
La imagen de la ciudad: ¿qué diría Kelvin Lynch de estos contrastes?.
EL URBANISMO, OTRA VEZ*
Por Armando Arteaga
Las ciudades peruanas fundadas por los españoles varios siglos después aún muestran y padecen las contradicciones del encuentro (o desencuentro) cultural que las originó. La obstinación castellana de imponerle a la naturaleza y a los pueblos dominados una caracterización católica, los llevó a diseñar "ciudades abstractas": el cuadrilátero central de la Plaza Mayor y la orientación de las calles que trazaron obedecían estrictamente al modelo urbanístico y a los reglamentos europeos que morcaban la geografía local con la propuesta de la autoridad municipal. Jorge Enrique Hardoy ha demostrado en sus trabajos sobre "La influencia del urbanismo indígena en la localización y trazado de las ciudades coloniales" que también en la colonización ibérica hubo cierto sentido de adaptación: "El geometrlsmo de las ciudades bajo la forma de tablero, se fue haciendo poco a poco, por experiencia y error. La elección del sitio para la localización de las ciudades fue Influenciada, a su vez, por la experiencia urbana precolombina". Hubo pues, un sincretismo urbano.
La caracterización de la ciudad como un "lugar de mercado" es casi un lugar común en la literatura dedicada a la problemática urbanística. La ciudad aparece como un fenómeno en donde ocurren dos procesos simultáneos que permiten caracterizar con realismo el asentamiento poblacional: el mercado (y las reglamentaciones de la política de la economía urbana) y la autoridad política-administrativa que normaba la vida de los habitantes de la ciudad.
"Civitas" y "polis" expresaron, históricamente, un modo de vivir y participar. Las civilizaciones que más cerca nos afectan, lo ha explicado Fernando Chueca Goitia en su "Breve Historia del Urbanismo" han constituido tres tipos de ciudades: a) La ciudad pública del mundo ciático, la "civitas" romana, ciudad por antonomasia; b) la ciudad doméstica y campestre de la civilización nórdica, y c) la ciudad privada y religiosa del Islam. Muchas son las razones que definen el carácter de la vida de una ciudad. La ciudad es al mismo tiempo, entonces, un hecho económico y una relación política. El espacio urbano asegura, por cierto, derechos relativos al destino ciudadano de sus habitantes.
Meditando sobre "La ciudad en el Perú", Aurelio Miró Quesada S. ha referido el proceso de urbanización que diseñaron los españoles, como una traza de recuerdos y nostalgias, pero de adaptación territorial. Es cierto todo esto. Betanzos se admiraba del carácter de agrupación urbana con plan y sentido que tenía el Cusco. Eran auténticos polos de vida cultural esas ciudades iniciales.
(*) Publicado en el Diario Expreso, 03/08/1989.
LA OBJECIÒN DEMOGRÀFICA/ ARMANDO ARTEAGA
Temas de Urbanismo
Nuevos asentamientos: por toda la ciudad.
LA OBJECIÓN DEMOGRÁFICA: INVASORES Y DESALOJADOS*
Por Armando Arteaga
Invasiòn poderosa, nuevos ciudadanos.
Desde hace varias décadas Lima no tiene una política coherente de expansión urbana. La ciudad ha crecido (horizontal y verticalmente), y seguirá creciendo en desorden. El auge demográfico que presumen nuestros países en vías de desarrollo, por lo menos, en lo que respecta a expectativas de población y sus necesidades de expansión, no se están adecuando a las exigencias del consumo urbano actual y la creciente explosiòn demogràfica . La decaída de las actividades primarias y el estancamiento relativo de las secundarias, reconocidas como los niveles más dinámicos y exigentes de nuestra complicada economía, han obligado al sector popular a su incorporación y participación masiva en actividades terciarias productivas y culturales minimas.
La estera y la carretilla, dos instrumentos que se complementan.
Los pobladores constructores de nuevos asentamientos humanos son los responsables en gran parte considerable del crecimiento urbano de nuestras ciudades principales. Los "marginales" de la década del setenta y/o los "informales" del ochenta, aquella masa que es, a la vez, casi todo y casi nada, conforman un status provisorio y desafiante para Lima. Estos pobladores que cargando al hombro unas esteras se instalan en el arenal y realizan el sueño de la casa propia, con su talento, paciencia y organización propia le han arañado, a la sal de los cerros y a la tierra baldía, un poco de vida. No sólo han dominado la difícil topografía de nuestros territorios en condiciones adversas transformando terrenos eriazos sin valor en nuevas áreas urbanas para Lima, sino que también están resolviendo el espinoso problema de la "emigración ilusoria", o lo que algunos antropologos tambièn han llamado "las locas ilusiones".
Sobre el problema de las invasiones y desalojos, los prejuicios que suscitan las diversas opiniones sobre el tema están a la orden del día. Faltan normas legales màs coherentes y realistas, màs actuales a las necesidades urgentes de los problemas vigentes que tiene la urbe actual. Lima no tiene en la práctica un esquema director de desarrollo metropolitano que oriente los mecanismos de participación individual y/o colectiva, y que les brinde a los nuevos pobladores las posibilidades de nuevas metas en una sociedad en acelerado proceso de urbanización.
Alguien ha clasificado a los hombres en maltusianos y antimaltusianos (o populacionistas), pero la mayor parte de las veces las propuestas que parecen válidas y sólidas carecen de fundamento al no ser integrales. Por falta de una observación sistemática, estamos muy mal informados acerca de nuestras propias ciudades. Estos "invasores", "bárbaros", "furtivos", e "indígenas" son nuestro más grande capital humano que no sabemos darle su dimensión estadística. Mientras tanto, el Estado los enfrenta a palo limpio desalojándolos y abandonándolos irresponsablemente. Toda simplificación abusiva de lo urbano se presta a falsas interpretaciones. Ni Platón imaginó su “República” como una extraña “Isla”.
¿Se puede desconfiar de la demografía y abandonar las profecías maltusianas"?. Todos sabemos que aún queda un enorme espacio multiplicador de creatividad para arquitectos y urbanistas , y como ciudadanos poder seguir viviendo con alegrìa natural en esta cada vez más deshumanizada ciudad, y tambièn idiota “humanidad”.
Pobreza urbana.
(*) Publicado en el Diario “Buenos Días”, Lima 07/07/1988.
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