LOS CUBOS IMPOSIBLES Y OTRAS GEOMETRIAS
Rothko: en dos colores

Op Art: Vasarely




El historiador cubano Eusebio Leal nos habla en esta entrega final de la entrevista, sobre su obra más celebre, la reconstrucción de La Habana Vieja, el centro histórico de La Habana, recuperado con una titánica y paciente labor que ha tenido como principales protagonistas a los vecinos de aquella zona, que parecía perdida por el deterioro y el paso del tiempo.
PSICOANÁLISIS DE LA CIUDAD


The Nathan G. Moore House by Frank Lloyd Wright.
Le Corbusier miró la nueva realidad del siglo XX, y con la geometria más ortodoxa postuló ir hacia una nueva arquitectura.
Meis van der Rode profetizó parte de este ¡futuro diferente! que ya pasó: el modernismo... Meis fue otro avanzado geometra pitagorico e integral.
Mies van der Rohe's Farnsworth House., buscó -tambien- el encuentro con la natruraleza y con cierto ordenamiento lógico geometrico-kantiano de unir las partes con el todo. 
EL JIRÒN DE LA UNIÒN: NALGAS Y PRIAPOS BASUREROS
A comienzos del siglo xx. los tranvías invadieron Lima cuadrada, atravesándola e imprimiéndole el vértigo de la velocidad que se hizo presente en el rumbo de la rutina y la cotidianeidad de los limeños. Los tiempos del Palais Concert, abundantes en delirios y paraísos perdidos, nos fueron dejando una ciudad que como un garabato indefinido fue creciendo desordenadamente. Otros barrios empiezan a sobresalir y a denotar atractivos diferentes a los del Cercado y expresan esta expansión urbana que casi en nada se diferencia de los tiempos de la Colonia cuando los barrios de indios y mulatos fueron segregados especialmente y ubicados en la periferia del perímetro urbano de Lima, como hasta hoy son marginados los pueblos jóvenes del cono norte y sur. La falta de una ubicación estratégica que ordene el desorden urbano empieza con la primera década del siglo y es hoy uno de los defectos urbanos más saltantes, como la nariz pinocha en el rostro bello de una muchacha, como una cicatriz que jamás se cerrará. Por eso resulta divertido recordar cómo Ana María Chagra, mi amiga argentina, para referirse al Barrio Chino -la calle Capón, Chinatown- lo llamase como la calle de los chifas, trasuntando el significante de la funcionalidad de la calle (los que se ubican en Lima por primera vez interpretan la ciudad por sus contenidos, puesto que es la lectura más inmediata que presenta la morfología urbana de nuestra ciudad). Lima se ha ido diversificando, caotizando y vulgarizándose: pero siempre mirando hacia el pasado nostálgicamente.
Es a partir de los años treinta en que la influencia del American Way Life nos viene a problematizar las relaciones urbanas y el uso del espacio arquitectónico, distorsionándolas e imponiendo "estilos" diferentes y modernos en las fachadas de las casas y los edificios, como cantos de sirenas a la modernidad, como soneto barato al concreto y el vidrio. A este malestar un poeta maldito y surrealista, Cesar Moro, va a llamar a nuestra ciudad: Lima la horrible, y de cuya época impregnada de “extraviada nostalgia” Sebastián Salazar Bondy nos ha dejado una excelente pintura literaria al analizar el mito de la “Arcadia Colonial” que prevalece en nuestra su ciudad, en su homónimo ensayo de once capítulos: Lima la horrible. Así el Jirón de la Unión se fue llenando de fenicios y mercaderes que le fueron imprimiendo un aire del Lejano Oeste, como escenografía improvisada -no por algo en algunas páginas de Los Geniecillos Dominicales de Julio Ramón Ribeyro, se dice que el Jirón bien podría servir para filmar un “western” de mala muerte-. Pero el Jirón de la Unión, a su manera, ha seguido siendo una síntesis del Perú, a pesar del rigor de las nuevas modificaciones espaciales que ha sufrido Lima en las últimas dos décadas: el by-pass, el Centro Comercial Camino Real, sólo para citar dos casos. La metáfora no ha podido ser abolida. Pienso que un paseo por el Jirón es verdaderamente una exquisitez para los ojos atentos de los turistas: avisos de neón en inglés, francés, italiano, quechua, y muy pocos en castellano. Algunos llevan nombres de mujeres como Vannessa, Jossy, y existe una tienda de chucherías -que no sé si es por esa vocación que tienen ciertos peruanos de andar siempre en la joda- que lleva el sugestivo nombre de: Él Pequeño Sendero. El Jirón es una abreviatura del nuevo Perú cosmopolita. El feo enlosetado que nos ha regalado el alcalde Orrego, las bancas, las farolas, los municipales, todo se bifurca errátil entre el Jirón y el transeúnte advenedizo. Existen lecturas para freudianos y lacanianos: los basureros azules de plástico son todo un monumento al priapo, que ya mi tía Teresa puede irse muriendo de risa si se diera cuenta de la pornografía arquitectónica que se exhibe en el Jirón, y que también tiene alucinada a una reverente amiga, estudiante de psicología. De mi libro "La modernidad en la arquitectura", va un capitulo acerca de "Crítica a la "crítica arquitectónica"....