Wednesday, January 25, 2023

DE LAS CASONAS PIURANAS

 En el actual Centro Histórico de Piura que lo conforman el circuito de la Av. Loreto, la Av. Bolognesi, el Malecón Eguiguren, y la Av. San Teodoro (incluyendo el Cementerio), quedan aproximadamente más de 96 inmuebles que definen el Catastro Urbano Monumental de Piura, aún superviven increíbles tipologías de la arquitectura domestica piurana.


(Mi artículo publicado hoy domingo 25 de diciembre del 2022, en Semana, Diario El Tiempo, Piura)




DE LAS CASONAS PIURANAS
Armando Arteaga

En el actual Centro Histórico de Piura que lo conforman el circuito de la Av. Loreto, la Av. Bolognesi, el Malecón Eguiguren, y la Av. San Teodoro (incluyendo el Cementerio), quedan aproximadamente más de 96 inmuebles que definen el Catastro Urbano Monumental de Piura, aún superviven increíbles tipologías de la arquitectura domestica piurana.

En Piura, durante la colonia, las casas-tinas, esas fábricas de jabón, se levantaron en los alrededores de la ciudad, estas empresas coloniales florecieron y más tarde se constituyeron en las haciendas. Este tipo de estas casas -haciendas- coloniales ya aparecen en el Plano de la Ciudad de Piura de 1783 que elaborará el Obispo de Trujillo Dn. Baltazar Jaime Martínez de Compañón, en el que se aprecian las cinco calles originales paralelas al curso del río, Iglesias, Conventos, Plaza, Casa de Cabildo, Hospital, Colegio, Cárcel, etc.

La descripción de López Albújar de “La Tina”, en 1816, es elocuente: “En ella nada de ostentación, ni estilo arquitectónico. Tras el claveteado portalón de la fachada un zaguán, con poyos de ladrillos paralelos, dividiendo, salomónicamente, el edificio en dos hileras de cuartos, la una mirando al sur, y la otra, al norte. Al centro, dos inmensos patios; al fondo, la corralada imprescindible”.

La increíble “casona” de López Albújar no era esa gran casa solariega que parece desprenderse de sus evocaciones de “De mi casona”, describe la agonía de esta arquitectura costeña entre el abandono, la herrumbre y la polilla, difícil ahora de compararla con otra real porque ya no es verdad, en efecto, sucumbió al avance destructivo de cierta “modernidad”; es hoy apenas un cubo de cemento y vidrio que olvida para siempre parte de los restos prestigiosos y destruidos, de lo que fue: un imprescindible documento literario y arquitectónico.

No todo es trabajo para el tractor y la picota. La literatura ha ayudado a devolverle la memoria a Piura. Francisco Vegas Seminario ha realizado sus mejores “racontos” sobre Piura Colonial en su novela “Cuando los mariscales combatían” al enmarcar los patriarcales tiempos de Don Bernardo Menacho: “Piura guardaba todavía su aspecto colonial. En los amplios y perfumados patios florecían las tertulias al caer las tardes, por las celosías de los balcones moriscos atisbaban las mujeres, chirriantes caleras atravesaban las estrechas calles conduciendo personajes linajudos, y recuas de asnos, orejones y flemáticos, caminaban al ritmo del brutal palo. Rodeaban la ciudad huertas cuajadas de árboles frutales: adonde acudían: en días feriados, gentes ávidas de hartarse de mangos, cuyas suculencias doradas tentaban, o de almibaradas chirimoyas y guayabas”.

La misma cotidianeidad ha tentado la prosa de José Vicente Razuri para mostrarnos la irrupción de la vía férrea en Piura y la migración de extranjeros a comienzos del siglo XX: “Llegó a Piura, en 1908, representando la Casa Valenzuela de Antofagasta, don Enrique Cousirat, chileno listo, culto, simpático, conversador ameno y un tanto bohemio. Con quien primero trabó amistad fue con don Vicente Razuri, el hotelero del “Colon”.

José Vicente Razuri ha captado en sus “Estampas Piuranas” todo ese “laissez-faire” de la vida urbana piurana, al revés de las “Estampas Mulatas” que José Diez Canseco delineara en “El Velorio”, descripciones más o menos agrestes del ambiente semi-rural en la periferia, en Tacalá, que nos da una magistral nota sobre Castilla (su hinterland) y de Piura: “La ciudad de San Miguel de Piura duerme ya a las diez de la noche. En la Plaza Grau los árboles se mecen descabezando un sueñecito. De los morunos balcones soledizos, de las ventanas de las rejas forjadas, se desliza un silencio luminoso”.

En el Plano Topográfico de la Ciudad de Piura, levantado en 1847 por el Mayor Miguel Zavala se siguen describiendo “las tinas” en el otro lado del río y en el lado de arriba, lo mismo que el barrio Gallinacera, la Plaza de Toros y las chacras de Miraflores.

La referencia a la calle San Francisco y sus “casonas”, la más pegada al río, tiene un rol significativo desde los planos de Martínez de Compañón y el Mayor Zavala, pero alcanza en las descripciones de Francisco Vegas Seminario un estupendo realismo. Un gran realismo -casi verídico- referido al hecho arquitectónico: “la solariega mansión de los Cortes era una de las mejores de Piura.

Construida a principios del siglo XVIII, tenía el estilo arquitectónico de la época. Una de sus características era la de poseer un balcón morisco, que daba a dos frentes: uno a la calle de San Francisco y otro al callejón perpendicular a ella, que desemboca en el río”.

La otra se refiere al hecho urbanístico: “Recorrí la calle San Francisco, principiando por el Mercado, vacío y silencioso a esa hora bajo la paz de algarrobos centenarios, hasta llegar a la Mangachería, barrio de gentes impávidas, aficionadas a las jaranas con guitarra y cajón, a la chicha fuerte y a las algaradas turbulentas. Torcí luego hacia la calle Real, bajando hasta la Iglesia de La Merced y la de El Cuerno, paso a paso, como para engullirme con la vista cada casa, cada rincón”. 

Friday, April 15, 2022

Foro de Innovación, reestructuración y conservación del Patrimonio. Resiliencia y Recuperación

 

Thursday, July 01, 2021

EL PATRIMONIO ARQUITECTONICO MONUMENTAL DE PIURA

 

EL PATRIMONIO ARQUITECTONICO MONUMENTAL DE PIURA

Armando Arteaga

 La preservación de los valores históricos y culturales, específicamente la conservación de los bienes monumentales,  son la base necesaria para el patrimonio local. Para el caso de Piura es necesario definir algunas pautas.  Piura es una ciudad original y cosmopolita.  Desde sus inicios ha sido una ciudad abierta.  En la época colonial se vivió una sociedad patricia e interesante como lo fue Trujillo, Arequipa y Lima.

Tuvo ciertas limitaciones para que allí se desarrollara la esplendorosidad virreinal porque fue una ciudad de “punto de apoyo”, los españoles estaban más interesados en buscar oro, en dominar el sur, que en consolidar el asentamiento.  Piura fue un corregimiento abundante en “Encomiendas y Reparticiones” de una renta que se sustentaba en el bagaje agrónomo, así lo especifica el “Informe Económico de Piura-1802”  de Joaquín de Helguero, que es un catálogo de esa geografía política y administrativa desarrollada por el estado colonial español. La base de esta economía se da en la labor pecuaria y en la agricultura que impulsaban criollos e indios.

Fue a partir del último tercio del siglo XIX, y en las primeras décadas del siglo  XX, el cultivo del algodón (el “oro blanco”) con actividad manufacturera, el comercio con Guayaquil y Quito, el empuje de Las Tinas (“Empresas Coloniales”) que van abriendo un escenario diferente y  de auge para Piura.  En este   proceso económico va a aumentar la expansión urbana de Piura, va a cambiar la vida urbana, y va a prosperar. Antes Piura solo fue una aldea, como la describe Francisco Vegas Seminario: “El sol se hundía lentamente por el cerro “El Ahorcado”, espaciando en su agonía una coloración rojiza sobre las arenas de la pampa. En el fondo se veía ya Piura, ardiendo en las posteras luces del crepúsculo. En el abigarrado caserío sobresalían las torres de la Iglesia Matriz, El Carmen, La Merced, Belén, San Sebastián, y Santa Lucía. Aislada en la llanura y entre médanos movedizos, ergíase, a un kilómetro de la ciudad, la “Torrecita de Paita”, sirviendo de guía a los  viajeros”.

Hay otra forma de vida mucho más rural que se expresa al frente en El Tacalá, cruzando el rio, en el “barrio de indios” que también describe Vegas Seminario, el aspecto bucólico y elemental de su convivencia: “Se aunó a este recuerdo auditivo el estrépito lejano de los camaretazos que, casi a diario, hacían estallar los indios en el barrio El Tacalá, frente a una capillita enyesada donde adoraban a los santos e su devoción”. En los planos de Piura que realizaron Martínez de Compañón y el Mayor Zavala aparecen Las Tinas y otros componentes del crecimiento urbano de la ciudad.  En los planos anteriores de Diego Méndez (1574) y en el de Maldonado (1750), Piura es apenas una contradicción topográfica, un punto ubicado en el contexto geográfico.  No aparecen todavía los matices del vecindario.

La  monumentalidad de la arquitectura que Piura ofrece para el estudio posterior nos permite entender varios contrastes y dilemas. Es una arquitectura de origen virreinal, diferente al de otras ciudades peruanas, pero de cuyo inventario tomaron modelos y estilos. Una arquitectura local que tomó del adobe y la “quincha piurana” los elementos básicos de su lenguaje. Una arquitectura domestica que es el primer ejemplo de nuestro mestizaje artístico, y que hasta el momento se ha mantenido inédito. No se halla en Piura con hegemonía, salvo algunas excepciones, la opulencia civil y religiosa de los monumentos de Trujillo, o de su vecina Lambayeque.

La arquitectura de las “casonas” de Piura (de esas que tomó como referencia Don Enrique López Albújar,  para su libro “De mi casona”) mantiene diferencias.  Se  construyeron un poco al gusto del cliente, tienen un ambiente respetable y tradicional. Existen una serie de “casonas” de planta virreinal con un proceso de “evolución” y reacomodo de comienzos de la República, sin ornamentación ni grandilocuencia como presentan otras ciudades peruanas de origen español.  Pero  en estos elementos representativos de esta arquitectura local, encontramos lo esencialmente “piurano” de estos monumentos. Una arquitectura adecuada al medio y a las costumbres promedio de sus habitantes, que bien han descrito sus historiadores y narradores.

Las antiguas “casonas” piuranas tienen como características inmediatamente perceptibles la anchura de sus  frontis, la amplitud en la distribución de sus áreas habitables y de esparcimiento, la comodidad ordenada y reposada, resultado de un modo de vida holgado, de adecuación, y defensa contra el insensible clima caluroso, por eso usan ventanas largas y balcones discontinuos en los segundos pisos para exponer jardineras.

El terremoto de 1912 fue muy destructivo para Piura, allí se han perdido muchos ejemplares tipos de estas edificaciones, las lluvias torrenciales resultado del Fenómeno del Niño, han realizado también su pate destructiva, quizás las más fastuosas y decoradas, han decaído en el olvido, pues las casonas que quedan como la “Casa Temple” y la “Casa Eguiguren”  con algunas ventanas de rejas art nouveau. La casa del Marqués de Salinas,  destaca también por detalles de su fachada. Las que han resistido a las ruinas de la intemperie, la mano del hombre,  y la fuerza destructiva de la naturaleza,  merecen especial atención  por los especialistas.  Son  páginas del libro de la ciudad imposibles de olvidar.



Thursday, March 11, 2021

 PERUVIAN HÁBITAT

Las utopias urbanas de los 70



Proyecto Experimental de Vivienda PREVI, Remodelación de Viviendas en El Porvenir, y  La Ciudad Autogestionaria de Villa El Salvador.

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https://youtu.be/5TwDW_WXdUo


Sunday, May 31, 2020

HUARAZ: UNA CIUDAD ROTA


50 AÑOS DESPUÉS 


HUARAZ: UNA CIUDAD ROTA

Domingo 31 de Mayo del 2020

Programa de la Municipalidad Provincial de Huaraz

50 AÑOS DESPUÉS DEL SISMO DEL 31 DE MAYO DE 1970.

3: 50 p.m.
Huaraz después del sismo de 1970:
Una ciudad rota. Armando Arteaga.


Ver vídeo:
04:02:04

Sunday, June 30, 2019



Iglesia San Pedro de Caraybamba


IGLESIA SAN PEDRO DE CARAYBAMBA
Aymaraes. Apurimac.

El edificio está ubicado en la Plaza de Armas de Caraybamba, Aymaraes, en la intersección de las calles Amargura y Cáceres.  Tiene planta románica,  puerta de ingreso que da a la Plaza donde se encuentra el atrium, formando por un nartex y coro lateral. Nave central con púlpito,  aisle y bema,  a nivel de 1 mt. Se halla la sacristía y el camerin, al fondo se encuentra el altar mueble. Fábrica del edifico de adobes y tapias, necesita intervención y restauración.

(Ripunay 'Kassapi/ Piedra Signo)
Inventario Arqueológico y Arquitectónico de Apurimac. Armando Arteaga. 2002.




CRÍTICA A LA "CRÍTICA ARQUITECTÓNICA" / ARMANDO ARTEAGA

  De mi libro "La modernidad en la arquitectura", va un capitulo acerca de "Crítica a la "crítica arquitectónica"....