Thursday, May 02, 2013

Kahn, el maestro secreto

 Kahn, el maestro secreto






 

 

 

 

 

Desconocido para el gran público, Louis Kahn se encuentra entre los elegidos de su gremio.

Un arquitecto para arquitectos 
Casi 40 años después de su muerte, una exposición reivindica la genialidad de su obra

A Louis Kahn (Pernu, Estonia, 1901-Nueva York, 1974) lo encontraron muerto en los aseos de Penn Station. En tres días, nadie reclamó su cadáver. Llegó a tener tres familias, pero regresaba solo de Dhaka, donde había comenzado el edificio para la Asamblea Nacional de Bangladesh cuando el país pertenecía a Pakistán. Mientras lo ideaba estalló la guerra civil, pero eso no lo detuvo. Tampoco lo había detenido el páramo que vio cuando llegó al solar polvoriento y pensó que aquello no era un lugar para personas. “Aquí no hay donde agarrarse”, le escribió a Harriet Pattison, la paisajista que por entonces era su amante. Kahn no vio ese edificio terminado, pero hoy la gente se retrata allí el día de su boda. En un contexto tan hostil supo levantar un edificio que es a la vez una infraestructura política, un símbolo cultural y religioso y una obra de arte. Todo un ejemplo de arquitectura monumental sin espectáculo que, al borde del 40º aniversario de la desaparición del arquitecto, quiere reivindicar una muestra organizada por el Vitra Design Museum, la Universidad de Pensilvania y el Nederlands Architectuurinstituut de Rotterdam.

Kahn Supo relacionar arquitectura y vida al margen de las modas

No será difícil. Si hoy preguntas a 15 arquitectos, de Frank Gehry a Renzo Piano, cada uno tendrá sus gustos, pero ninguno le pondrá un pero a su obra. El consenso existe: Louis Kahn fue uno de los mejores arquitectos de la segunda mitad del siglo XX. Lo fue porque supo relacionar arquitectura y vida levantando edificios para la gente y al margen de la convulsión de las modas. Se sabe que Kahn se hizo el arquitecto que fue tras cumplir 50 años, cuando se tomó un tiempo para vivir en Roma y cambió modernidad por eternidad. Un vistazo a su biografía desvela que siempre vivió en precario, nunca tuvo casa propia y atravesó la Primera Guerra Mundial de niño, el crash del 29 convertido en arquitecto, la Segunda Guerra Mundial de adulto y finalmente la guerra civil de Pakistán cuando diseñaba allí el que sería su mayor proyecto. Tal vez por eso buscó en la arquitectura la capacidad para redimir a las personas por el inevitable dolor que conlleva vivir.
Si la arquitectura fue lo más cercano que estuvo de tener una casa, tuvo en cambio tres familias, aunque en su obituario solo figurara su mujer, Esther, y su primera hija, la hoy consagrada flautista Sue Ann Kahn. Siempre viajaba solo. Con 26 años, ahorró para embarcarse en el Île de France. Pasó un año en Europa visitando edificios, dibujando y vendiendo sus dibujos para alargar el viaje. Como reveló su hijo Nathaniel Kahn (hijo de Harriet Pattison) en el documental nominado al Oscar My architect. A son journey, su padre fue un hombre con varias familias, pero con una sola obsesión. Careció de aficiones o caprichos más allá de la arquitectura, a la que se dedicó en cuerpo y alma: durmiendo apenas unas horas sobre su mesa de trabajo o sobre su gabardina doblada, viajando con poco más que una bolsa, teniendo un vestuario exiguo y de un único color; reduciendo, en suma, la intendencia de la existencia para no distraerse de lo único que consideraba relevante. Seis semanas después de encontrar su cuerpo en los baños de Penn Station, su despacho cerró. Atravesaba su mejor momento como arquitecto, pero tenía una deuda con sus empleados de casi medio millón de dólares. Murió endeudado y sin ser dueño de nada. La excelencia arquitectónica es una afición que solo renta en los libros de historia. Los proyectos de Kahn también explican eso.

Igual que cuentan que el éxito profesional puede estar rodeado de caos personal. O que el amor y la familia son, al contrario que la arquitectura, asuntos con fecha de caducidad. Así, más allá de un trabajo que no ha perdido vigencia, la vida de Kahn ilustra cómo la época heroica de la arquitectura comienza a desdibujarse. Frente a una mayoría monolítica de estudiantes burgueses, él fue un chico pobre que llegó a construir sin haber conocido lo que era tener casa propia. Es imposible que esa entrada no defina una mirada distinta.

Cuando un Louis Kahn de cinco años, entonces llamado Leiser-itze Schmuilowsky, desembarcó en Filadelfia, su padre ya se había cambiado el nombre por el de Leopold Kahn, y el niño ya había sufrido unas quemaduras en la cara cuyas cicatrices harían de él un hombre tímido. Se instaló con sus padres y hermanos en un piso pequeño al norte de Filadelfia. Tras 12 mudanzas, los padres conseguirían comprarse una casa de ladrillo donde Kahn vivió hasta que con 30 años se casó con Esther Virginia Israeli y se fue a vivir con sus suegros (37 años más) en la zona rica de la ciudad. Sus padres no pudieron pagar la hipoteca y emigraron de nuevo a Los Ángeles. Ese trasiego tuvo que dejar huella en el arquitecto: comenzó trabajando desde la casa de sus suegros y se obsesionó con la urgencia de levantar viviendas dignas para los más necesitados. En eso consistieron sus primeros trabajos.
En 1941 ideó con Oskar Stonorow cinco comunidades para trabajadores: 2.000 nuevas casas y dos años después vendió 110.000 copias del libro Why city planning is your responsability (Por qué el urbanismo es su responsabilidad). Esos inicios definen su trayectoria tanto como su trabajo de pianista en un cine cuando tenía 10 años.
“Fue un artista sincero con su talento”, explica Frank Gehry, a quien la obra de Kahn le enseñó “que cada uno debe buscar su camino”. Otro insigne, Renzo Piano, elige describirlo con la palabra obstinación: “La persistencia es la única manera de llegar al centro de las cosas”. Pero fue un tercer proyectista, Balkrishna Doshi, quien llevó a Kahn a India para proyectar el Indian Institute of Management, en Ahmedabad, tras asegurar a las autoridades que ya tenían muchos Le Corbusier: “Si lo contratan, cambiará la historia de India con una gran lección para los arquitectos y un monumento para todo el mundo”, argumentó Doshi. Hoy piensa que no se equivocó. “Le Corbusier era un acróbata, pero Kahn fue un yogui. Tenía una antena para detectar el pulso del lugar, su cultura y su vida”.
Kahn me enseñó que cada uno debe buscar su camino”
Frank Gehry
Corría el año 1945 cuando contrató a la arquitecta de 25 años Ann Griswold Tyng. Un lustro después, Kahn se fue a vivir a Roma. Desde allí le escribió: “Me he dado cuenta de que la arquitectura de Italia permanecerá como la fuente de inspiración de los trabajos del futuro”. Kahn había encontrado su voz: decidió excavar en el pasado para encontrar formas modernas. Y las halló. Solo cuatro años después, Tyng dio a luz, también en Roma, pero sola, a Alexandra Tyng, la única hija del arquitecto que no lleva su apellido. Él le dedicó la inauguración de la galería de la Universidad de Yale, en la que habían trabajado juntos: “El espacio puede con todo, es realmente fuerte”, le escribió. Lo hacía semanalmente. Pero la relación se enfrió. Kahn tenía ya una hija de 14 años, continuaba viviendo en casa de sus suegros y no parecía tener prisa por conocer a su nueva hija.
La gota que colmó el vaso de esa relación tiene como escenario el MOMA. Había sido Tyng quien abrió a Kahn el mundo de las estructuras tensadas, pero en la City Tower, un proyecto que las exponía en la muestra sobre arquitectura visionaria, él no reconoció esa coautoría. Tyng lucharía toda su vida para conseguir ese reconocimiento. En 1997, con 77 años, decidió publicar las cartas de Roma y al fin obtuvo el crédito que se le debía. “Lou tenía una personalidad muy poderosa. Se dedicó a la arquitectura renunciando a todo lo demás”, escribió.
En 1958, Kahn había conocido ya a su tercera pareja, la paisajista Harriet Pattison –27 años más joven que él y todavía viva–. Dos años después del incidente del MOMA nació su hijo Nathaniel, candidato al Oscar al mejor documental con su primera película. “No conocí muy bien a mi padre. Nunca se casó con mi madre y nunca vivió con nosotros”, comienza el filme, que en 2003 sirvió para que un hijo conociera a su padre y para que mucha gente conociera al arquitecto Louis Kahn.
En 1963, Kahn se aproxima a su última década y en ese tiempo se asegura un puesto en la historia. A los sesenta pertenecen encargos como la Asamblea de Dhaka y el Salk Institute (1959-1965), en California. Con fama de críptico, tenía claro que el cla­­sicismo –la permanencia– requiere humildad, “un abandono del exceso de personalidad”, le enseñó su primer maestro, Paul Philippe Cret. “Al contrario de tantos arquitectos modernos, entre los edificios del pasado Kahn vio siempre amigos, no enemigos”, según el historiador Vincent Scully.

En Roma encontró su voz: “Esta arquitectura será mi inspiración”

En 1962, el presidente paquistaní Ayub Khan decidió levantar en Dhaka una asamblea para suavizar la voluntad separatista de los bengalíes que habitaban esa zona. Le Corbusier rechazó la oferta y Alvar Aalto estaba enfermo. Kahn aceptó el encargo. Una plataforma de ladrillo arraiga hoy la asamblea, levantada con piezas de hormigón; un volumen fortificado, que es más eterno que moderno, representa a una sociedad que quiere ser libre. Kahn nunca la vio construida.
El Indian Institute of Management, en Ahmedabad, tenía detrás a Vikram Sarabhai, un físico que llevaba 10 años viviendo en una casa diseñada por Le Corbusier y entendió que India necesitaba una clase propia de dirigentes. Kahn atendió al arquitecto indio Balkrishna Doshi y cuando éste le advirtió de la importancia de las brisas del suroeste, giró el proyecto 45 grados para que pudiera pasar el aire. También en India abrió la puerta a la reconsideración del pasado construyendo lo universal a partir de lo local. “Llegó justo a tiempo”, sostiene el historiador William Curtis: “Cuando las sociedades salían del colonialismo y necesitaban encontrar su propia identidad cultural para aspirar desde ella a un futuro mejor, apareció Kahn”.

Louis Kahn declaró que la mejor arquitectura está en los espacios sin nombre y que cada uno hace suyos. Algo de eso, de falta de nombre y de interpretación personal, hubo en su manera de vivir. Es difícil saber si logró comprenderse a sí mismo, pero cuando uno visita el Salk Institute en California o el Parlamento Sher-e-Bangla Nagar, en Dhaka, se siente abrumado y a la vez liberado. No tarda en ver allí algo más que arquitectura. Y tiene la sensación de que ese maestro secreto sí logró comprender el mundo.

Tadao Ando sentado en un sofá verde


UN PREMIO PRITZKER EN MONTERREY
Tadao Ando sentado en un sofá verde


EL PAÍS conversa con el arquitecto japonés en la inauguración de su primera obra pública en Latinoamérica, un monumental edificio de hormigón para la Universidad de Monterrey.



 
 Centro Roberto Garza Sada, diseñado por Tadao Ando. / U. DE MONTERREY



   Monterrey (México)

El maestro Tadao Ando, 71 años, premio Pritzker de arquitectura en 1995, se acaba de sentar en un sofá verde. En la sala hay un fotógrafo y una chica que está grabando el momento con una cámara de vídeo. Tadao Ando se saca un peine del bolsillo y se peina el flequillo. Su peinado es como si un huracán minúsculo le hubiese pasado al lado de la oreja derecha y le hubiese planchado el flequillo en diagonal sobre la frente.

1. EL ORDEN DE UN ARQUITECTO

–La primera pregunta es…

Tadao Ando corta al reportero mascullándole algo en japonés a su traductora, también japonesa, y ella traduce lo que masculla el maestro.
–Dice que solo tenemos 15 minutos. ¿Por qué en vez de hacer primera pregunta, segunda pregunta… no hace todo en una sola pregunta?
El periodista responde que preferiría ir pregunta por pregunta. Ella traduce sobre la marcha y Ando vuelve a refunfuñar. La traductora, de nombre Shinobu Saki, reitera sus órdenes.
–Quiere que haga las preguntas uno, dos, tres, cuatro todo seguido.
–Es que hay preguntas que no tienen nada que ver entre sí –dice el periodista.
Ella traduce. Él escucha. Él masculla. Ella lo traduce de nuevo.
–No, no, no, sí te voy a contestar. ¿Me das las preguntas?
Y el periodista baja los brazos: “Ok”.

2. MONTERREY Y NOTRE DAME


El miércoles pasado en Monterrey el día estuvo gris, frío y con una lluvia fina a la que en México llaman mojapendejos. Tadao Ando estaba en esta ciudad para inaugurar su primera obra pública en América Latina, el Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño, un monumental edificio de hormigón visto que ha diseñado para la Universidad de Monterrey.

El periodista hace sus cuatro preguntas seguidas. Shinobu Saki termina la traducción y el maestro Ando, vestido con un sencillo traje negro y con una bufanda azul, comienza su monólogo.

-Primero, la arquitectura es un ser. Y es importante dónde va a vivir esa arquitectura. No puedes separar la obra de su entorno. Cuando llegué por primera vez a Monterrey lo primero que me llamó la atención fue un paisaje donde se encontraban las colonias pobres, y junto a ellas montañas impresionantes. ¿Qué es lo que voy a hacer en este medio ambiente? Un edificio es algo que debe quedar como una imagen impresionante para los que construimos y para las personas que viven en ese medio. Tiene que dar una esperanza a todos esos actores participantes. En Francia tenemos la catedral de Notre Dame y ese edificio fue construido en una época en la que alrededor de esa catedral todo era pobreza. Lo que yo pensé era construir un edificio en el que los estudiantes y todos los visitantes a este campus de la universidad, al entrar, sintiesen una esperanza dentro de sí mismos. Doña Márgara pidió que construyera algo que pudiera transmitir la esperanza a todos. Y ese mensaje fue algo que me impulsó para construir esta obra.



 
 Tadao Ando, durante la entrevista en Monterrey. / J. C. AGUADO SNYDER

3. DOÑA MÁRGARA


Margarita Garza Sada de Fernández es hija de Roberto Garza Sada, un industrial fallecido en 1979 al que han dedicado el centro. Ella ha sido la mecenas del edificio. Doña Márgara es una mujer mayor. Un día antes de la inauguración nos recibe en el patio de entrada de su mansión colonial. Hay una fuente con un chorrito de agua continuo que le da un sonido zen a la conversación sobre Tadao Ando y su nuevo edificio. “Él no es muy platicador”, dice cuando se le pregunta cómo es el arquitecto japonés. Ella tampoco es muy habladora. No suele hablar con los medios. Dice que prefiere estar como ha estado siempre: “En paz”. Al lado de la fuente hay unas preciosas gallinas artesanales hechas de mimbre.

Tadao Ando aceptó el encargo de diseñar el centro en esta misma casa una tarde del año 2007. “Vino a merendar”, recuerda doña Márgara. “Tomamos un cafecito y unas galletas”. Cuando terminó la merienda, el arquitecto japonés se fue al aeropuerto, se subió a un avión en dirección a Los Ángeles y durante el vuelo dibujó el boceto del centro en una servilleta.

La señora Garza Sada no tiene nada más que contar de cómo consiguió que Tadao Ando le hiciese el edificio. Durante la entrevista también habla de cómo era Monterrey cuando era joven, y se alegra de recordar cómo en los años cincuenta, ella y otras cinco o seis señoritas de la capital industrial de México montaron una manifestación de “200.000 personas” que logró frenar un proyecto educativo del Gobierno nacional que se conoció como el texto único y que según ella tenía tendencias “comunistas”.

–¿Para usted que significaba el comunismo?

–Algo espantoso –dice Margarita Garza Sada de Fernández.

4. MONTAÑAS Y HORMIGÓN


El edificio es un voluminoso rectángulo gris en medio de un valle rodeado de montañas. En la base hace una forma de tijera que deja un amplio hueco de paso geométrico por debajo del edificio. Enfrente de la fachada principal del edificio se ve el paisaje industrial de Monterrey. El cauce seco de un río, fábricas, cables de alta tensión y al fondo una alfombra gris de barrios populares al pie del cerro de las Mitras, una montaña de unos 2000 metros de altura con picos que recuerdan a las tocas puntiagudas de los obispos.

Los montes son el mayor símbolo de identidad estética de Monterrey y de su zona metropolitana, una conurbación de cuatro millones de habitantes con un urbanismo en general mediocre. El Centro Roberto Garza Sada rompe de manera aparatosa la banalidad industrial del lugar. “Es un gran edificio de referencia”, opina Miquel Adrià, director de Arquine, la principal revista de arquitectura en México. Entre los expertos, la carrera de Tadao Ando se divide en una primera etapa de obras pequeñas y muy elogiadas (la Casa Azuma, 1975, o la Capilla de la Luz, 1989) y una segunda, después de ganar el Pritzker, de costosas obras monumentales (como el museo Fort Worth, 2002) a las que la crítica le achaca una pérdida de control de la escala en beneficio de la espectacularidad: un tema de debate del que ahora pasará a formar parte el contundente edificio de Monterrey. Adrià considera que es un edificio de calidad pero “desproporcionado”, un lujo en el sentido negativo, por exceso, y también en el sentido positivo, por envergadura estética: “Es una obra virtuosa, con un grado de contorsionismo espectacular [dice a propósito del complejo hueco geométrico de paso] y con unos espacios interiores muy ricos”. Agustín Landa, un reconocido arquitecto con base en Monterrey, opina que Ando no ha conseguido hacer un edificio adaptado al entorno. “Es un proyecto que podríamos poner en cualquier otro lado. No ha entendido el lugar”.



 
 Vista desde el interior del Centro Roberto Garza Sada. / U. DE MONTERREY

5. ARQUITECTURA Y BOXEO


El periodista levanta el dedo índice como un alumno en el aula.

–Tengo una duda –dice, y espera a ver si el esquema de entrevista marcado por Tadao Ando concede la posibilidad de la duda.

Shinobu Saki se lo transmite bajando la voz, con cierta aflicción, como si hubiese sido ella la que ha interrumpido el discurso del maestro.

Él acepta con un gesto de cabeza afirmativo.

–Gracias –le dice el periodista. Harigato, le dice la traductora-. No me queda claro cuál es para usted el vínculo del edificio con el entorno.

Él responde.

–Más que vínculo, están integrados. Los ciudadanos de Monterrey admiran al monte de las Mitras. Lo que deseo es que las personas que están en este lugar vean por un lado un edificio artificial y por otro lado un paisaje natural representado por las montañas, y que en ese momento se fusionen estas dos imágenes que ven y que se cree una nueva esperanza dentro de sí mismos. En todo el mundo actualmente la arquitectura es un negocio, construir y vender, pero la arquitectura es mucho más que eso, es algo sagrado, no es negocio. Es lo que yo pensaba para diseñar este edificio.

La última de las cuatro preguntas seguidas del periodista trataba de saber qué relación hay entre un boxeador y un arquitecto minimalista. En su juventud, Ando llegó a participar en campeonatos internacionales de boxeo.

–El boxeo es un deporte sagrado, porque es una lucha de los seres humanos uno contra uno. En ese sentido, el arquitecto se enfrenta a la arquitectura como un individuo con un ente. Y todos, por ejemplo los que hicieron esta viga, los que hicieron el techo, o los que hicieron el piso, cada uno y todos individualmente están enfrentándose con la obra y luchan contra ella. No fui yo solo quien construyó este edificio. Es el resultado de muchas personas. Nadie se rindió. Todos lucharon hasta el final para construirlo.

6. ALBAÑILES


El combate de los albañiles mexicanos con el vanguardista edificio del arquitecto japonés tuvo momentos delicados y otros de risa. Hubo obreros que abandonaron la obra porque los superó la presión de construir con una exactitud milimétrica. “La manera mexicana de hacer las cosas es la rapidez, el ahí se va”, explicaba a pocas horas de la inauguración Antonio Balderas, jefe de albañiles, cargo que en México recibe el fantástico nombre de mayordomo.

Una cosa que le costó comprender a los obreros fue que hubiese que dejar pequeños huecos circulares en la superficie del hormigón. Los agujeros en el hormigón visto son un sello de estilo de Tadao Ando, pero los albañiles no lo sabían y hubo algunos que se lanzaron a rellenar los huecos para que el edificio del premio Pritzker no quedase feo.

Hubo también soluciones ingeniosas en medio de la excelencia constructiva. Normalmente los huecos en el hormigón los hacían con unos tapones de plástico adecuados para tal fin, pero a veces no había tapones para todos, o no estaban a mano, y los albañiles descubrieron que el resultado era el mismo si se hacían los agujeros con tapones de refrescos.

La gente que ha trabajado con el arquitecto japonés en sus contadas y breves visitas de obra a Monterrey dice que normalmente estaba serio, pero que cada vez que iba había un momento especial en que pedía que se reuniese a los obreros locales para hacerse una foto con ellos. Entonces, con un casco de obra sobre su esmerado peinado transversal, rodeado de albañiles, Tadao Ando, un genio de la arquitectura que no pasó por la universidad, sonreía.




Thursday, April 11, 2013

Exhiben obras del arquitecto argentino Clorindo Testa

Exhiben obras del arquitecto argentino 

Clorindo Testa*

Miércoles, 10 de abril de 2013

Exhiben obras del arquitecto argentino Clorindo Testa



Una muestra pictórica con una decena de obras del reconocido arquitecto y artista plástico Clorindo Testa quedó inaugurada el pasado sábado en esta ciudad y está disponible para ser visitada por el público interesado –de manera gratuita- en la galería de arte contemporáneo Cstll569 (avenida Presidente Castillo 519, frente a “rotonda del Regimiento”).
El maestro Testa, próximo a cumplir 90 años, no pudo venir a la apertura de la muestra, pero sí lo hizo el arquitecto y artista Juan Fontana, integrante del estudio de arquitectura Testa, quien además ofreció una charla organizada por Cstll 569 y la Unión de Arquitectos de Catamarca en el Hotel Casino el pasado viernes.
Juan Fontana destacó el trabajo y la generosidad del arquitecto Testa que, comentó, sigue yendo a diario a trabajar al estudio y se pone al frente de todos los proyectos, sobre todo en sus etapas iniciales. “En general uno acompaña a Testa. Él siempre tiene el criterio más general del proyecto, la idea. Está todo el tiempo encima, lleva adelante los dibujos. Nosotros trabajamos en equipo pero él es el capitán del barco. Igual somos un equipo y él, como toda persona inteligente, escucha a los demás y después expone sus criterios”, destacó Fontana.
Testa ha sido autor de emblemáticos edificios de la ciudad de Buenos Aires, como el ex Banco de Londres, la Biblioteca Nacional, el Centro Cultural Recoleta, el Hospital Naval, la Universidad Di Tella, entre otras obras que, en su diversidad, tienen el sello de su creatividad.
En paralelo, Testa ha desarrollado una rica producción artística –con pinturas, instalaciones y maquetas- por la que también ha sido reconocido y premiado internacionalmente.
Pinturas que corresponden al último período de su obra son las que estarán expuestas, hasta los primeros días de mayo, en la galería Cstll569.
“Se presentan trabajos que estuvo haciendo los dos últimos años y algunos de años anteriores. Hay uno que tiene que ver con la trama de la ciudad y una serie que incluye obras que son bastante transparentes, con más superficies blancas pero con bastante energía, como si fueran acuarelas”, detalló Fontana.
Fontana, quien reconoció a Testa como un maestro generoso, destacó lo interesante de trabajar junto a alguien de su calidad profesional. “La arquitectura surge porque hay una necesidad, un problema para solucionar. La actitud frente a esos problemas, una actitud lúdica y creativa, es lo que marca la diferencia y lo que hace que el estudio siga teniendo movimiento”, sostuvo.
“La posibilidad de resolver esos problemas metiéndole algo expresivo a la obra la aprendí de él. Desde el estudio siempre se pudo encarar eso de manera más arriesgada, más innovadora”, destacó Fontana.

Ver: http://www.elesquiu.com/notas/2013/4/10/cultura-277803.asp

*
 

 Lamentamos dar la triste noticia que falleció el arquitecto Clorindo Testa.
  

Clorindo Manuel José Testa (Nápoles, 10 de diciembre de 1923Buenos Aires, 11 de abril de 2013) fue el arquitecto argentino que ha logrado mayor consideración1 en la segunda mitad del siglo XX por la importancia entre otras de dos obras trascendentes en la historia de la Arquitectura Argentina, El Banco de Londres y la Biblioteca Nacional. Fue además un artista plástico de trayectoria permanente, con premios y participaciones en Bienales y Museos.

Estudia por un breve lapso de tiempo ingeniería electromecánica, con la intención de acceder a la escuela de Ingeniería Naval en la Universidad de La Plata. Luego, casi por azar, ingresa a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, se gradúa como parte de la primera camada de la nueva Facultad de Arquitectura y Urbanismo en 1948, y comienza en la época final del racionalismo argentino. Influido por Le Corbusier, trabajó como dibujante junto al equipo Austral formado por Ferrari Hardoy, Vivanco y Antonio Bonet, quienes desarrollaron el Plan Regulador de la Ciudad de Buenos Aires.


XV SEMINARIO DE ARQUITECTURA LATINOAMERICANA – SAL / Bogota 23-26/ 09/ 2013

XV SEMINARIO 

DE 

ARQUITECTURA LATINOAMERICANA – SAL 

 



Bogotá 23 al 26 de Septiembre de 2013

Arquitectura y espacio urbano: Memorias del futuro
Desde 1985 los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL) representan un esfuerzo por reunir en un mismo tiempo y espacio a arquitectos y académicos preocupados por la divulgación y construcción social del pensamiento asociado a nuestras prácticas arquitectónicas Latinoamericanas. Esta red de pensadores, instituciones, archivos, publicaciones y academias representa la voluntad de reflexión sobre la situación propia de lo latinoamericano, siempre en tensión con la situación mundial de la arquitectura.

Distingue la realización de este evento la reflexión sobre el espíritu de lo público en la producción latinoamericana contemporánea, realizada a partir del análisis de proyectos arquitectónicos, urbanos y paisajísticos, así como de la presentación de reflexiones formuladas desde la teoría, la crítica y la historia, todos en torno al tema principal señalado, viendo la reflexión sobre la ciudad del presente en términos de su efecto sobre la ciudad del futuro.

En esta oportunidad, se encarga de la coordinación del evento, que tendrá como sede la ciudad de Bogotá, la Fundación Rogelio Salmona . Las sesiones se realizarán en instalaciones de cada una de las cuatro universidades asociadas, así: Lunes 23 de septiembre: Universidad de los Andes; Martes 24 de septiembre: Pontificia Universidad Javeriana; Miércoles 25 de septiembre: Universidad Jorge Tadeo Lozano; Jueves 26 de septiembre: Universidad Nacional de Colombia.

Siete categorías articulan el cuerpo propositivo principal del SAL, todos en torno al eje temático Arquitectura y Espacio Urbano y con los subtemas: centralidades, bordes, ciudad marginal, regeneración urbana y transporte, el proyecto arquitectónico, participación ciudadana y crítica y comunicación.

En esta oportunidad, se presentaron a la selección oficial de ponencias 48 resúmenes. Después la primera selección , los miembros del Comité Conceptual y del Comité de Delegados de las Universidades Asociadas del SAL 15, seleccionaron un total de 20 ponencias que pasarán a la fase de desarrollo del trabajo final para ser considerados como ponentes o expositores dentro de la agenda académica. Los autores de estas ponencias proceden de Chile, Brasil, Argentina, Perú, Ecuador, Colombia, México, España y Estados Unidos. Igualmente, se distinguieron siete estudiantes de posgrado para participar como Becarios en el evento.

Mayor información en la web de la Fundación Rogelio Salmona y en el correo electrónico sal15bogota@fundacionrogeliosalmona.org






Ver: http://revistaescala.com/index.php?option=com_content&view=article&id=650:xv-seminario-de-arquitectura-latinoamericana--sal&catid=86:eventos&Itemid=93

Monday, March 11, 2013

ADIÓS AL PROFESOR Y AL AMIGO: ROBERTO SEGRE* / ARMANDO ARTEAGA



ADIÓS AL PROFESOR Y AL AMIGO:
ROBERTO SEGRE*

Por Armando Arteaga

Roberto Segre: Arquitecto, Historiador y Crítico de Arquitectura Latinoamericana.  Nació en Milán, y emigró a la Argentina hacia 1939: donde estudió en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (1960).
  
Roberto Segre: Arquitecto


En 1963 empezó  a dictar  clases de Historia de la Arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de La Habana (Cuba), de esa experiencia resulta su trabajo: “Diez años de arquitectura en Cuba revolucionaria” (Cuadernos de la Revista Unión. La Habana, 1970) o la versión española de Gustavo Gili “Cuba. Arquitectura de la revolución” (Ed. GG, 1970), libro que despertó en los estudiantes de las Facultades de Arquitectura Latinoamericanas expectativas políticas y estéticas: en torno a la revolución cubana, la arquitectura y el urbanismo, así como el uso del prefabricado para abaratar costos,  para  una búsqueda de soluciones hacia problemas de las viviendas en favor los sectores populares. 

 “Diez años de arquitectura en Cuba revolucionaria”

Cuando empezamos a estudiar  arquitectura en la FAUA-UNI, fuimos, entre los pocos, dentro de la generación del 70,   de los estudiantes más entusiastas que seguimos sus ideas y planteamientos (arquitectónicos, urbanísticos y estéticos) para entender la arquitectura moderna y contemporánea del Siglo XX.  Nos encandiló,  por supuesto,  su libro "Arquitectura y Urbanismo de la Revolución Cubana" (Editorial Pueblo y Educación, 1989), nunca lo negaremos,   que era una especie de manual, clave para entender mejor el contexto de la realidad política y académica,  del aspecto de la enseñanza y la practica:  de la profesión del arquitecto y del urbanista comprometido en la convulsionada Latinoamérica de entonces. 
En la  revista Tramma,  que editamos y dirigimos (con Wiley Ludeña, Hugo Salazar del Alcazar y Mauro Llerena) en los setenta , recogimos parte del pensamiento de Segre,  que orientaba el estado de animo de sus manifestantes en ese momento:  en tiempos de estudiantes, recuerdo haber impresionado y convencido a muchos de mis compañeros de aulas y talleres para seguir los postulados académicos de Roberto Segre, por ese excelente ensayo “Significación de Cuba en la cultura arquitectónica contemporánea” que yo fotocopiaba para mis compañeros de aulas y talleres  de la revista “Pensamiento Crítico” (N- 32. Septiembre 1969). 
 Cuba. Arquitectura de la revolución

Era “pan recién salido del horno”: en la hora de los hornos, era vanguardismo puro de izquierda, era estar más avanzado que los otros en todo, donde desfilaban las ideas de Geoffrey Scott, Matthew Nowicki, Louis Althusser, de Gyorgey Lukacs, Adam Schaff, Frantz Fanon, Herbert Marcuse, André G. Frank, Emil Kauffmann, Giulio Argán, Francoise Choy, Renato de Fusco, Anatole Kopp, Vittorio Gregotti, Augusto Perilli, Claude Schnaidt, K. Zelinskij, Christian Norberg-Schulz, Isaac Deutscher, Antonio Gramsci, Giovanni Klaus Koening, Robert Venturi,  y Gillo Dorfles, entre otros. 
Era una manera diferente de ver la realidad.  Pero, sobre todo,  el más grande legado de Segre: era enseñarnos a ser “críticos” ante todo, ante la realidad, ante la arquitectura, el urbanismo, el arte, la cultura y la sociedad. 
 El profesor y el amigo Segre

Segre vino varias veces a Lima, entusiasmado de saber que tenia seguidores y discípulos.  Hizo muchas conferencias, fueron muchas conversaciones de café y de vino, intercambios de regalos: libros y revistas de arquitectura.  Admiración pura, pues Segre nunca quiso ser  un profesor paternalista, ni “patero”, impuso la horizontalidad en esa relación de amistad sincera, y admiración, de amor hacia la arquitectura y la historia. 
Recuerdo haberle sugerido y avisado al tutor, empezando la década de los ochenta, mi acercamiento hacia  la visión de la historia y de la critica arquitectónica del maestro italiano  Manfredo Tafuri, cosa que Segre celebró con más consejos y sugerencias.  

 Seminario de la Historia de la Arquitectura y del Urbanismo Moderno


Pasaron los años y tuve la suerte de asistir a un "Seminario de la Historia de la Arquitectura y del Urbanismo Moderno" donde tuvo la gentileza, Segre,  de obsequiarme una “copia” dedicada del Seminario...  Lo mismo:  asistí otra vez a un curso,  de esos rápidos y espontáneos,  de una semana, en La Habana, acerca de “La Habana Histórica” que  asistieron Eusebio Leal Spengler y Roberto Segre, donde pude gozar de los aportes y grandes conocimientos del maestro Segre, al final de la década de los ochenta.
En 1994 lo vamos a encontrar enseñando  en el Programa de Postgrado en Planificación Urbana de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Y, en el 2007, recibió el grado de Doctor Honoris Causa en el Instituto Politécnico de La Habana, Cuba. 

 "América Latina en su arquitectura"

Segre fue asesor también de la UNESCO y tuvo la responsabilidad  de organizar el libro "América Latina en su arquitectura" (1975), libro que recoge los ensayos de Jorge E. Hardoy, Diego Robles Rivas, Francisco Bullrich, Graziano Gasparini, Max Cetto, Ramón Vargas Salguero, Rafael López Rangel, Germán Samper Gnecco, Gui Bonsiepe, Enrico Tedeschi, Emilio Escobar Loret de Mola, y el mismo Roberto Segre.
En 1985 obtuvo una beca Guggenheim en Nueva York para estudiar arquitectura de las Antillas  que compiló en su libro "Arquitectura Antillana del Siglo XX" (2004). Y, de su ultima experiencia como docente en Brasil: “Brasil - Jovens Arquitetos” (Rio de Janeiro: Editora Viana & Mosley, 2004);   Guia da arquitetura contemporânea” (Rio de Janeiro: Viana & Mosley, 2005); “Geografia e Geometria na América Latina: Natureza, Arquitetura e Sociedade” (São Paulo: Memorial da América Latina, 2005); “Casas Brasileiras. Brazilian Houses” (Rio de Janeiro: Editora Viana & Mosley, 2006).

Segre fue un escritor muy prolífico, publicó  más de 35 libros y más de 400 ensayos acerca de temas de  arquitectura y de urbanismo de  América Latina y el Caribe. 

Hace unos días, el 10 de Marzo del 2003, el arquitecto, crítico e historiador Roberto Segre en una de sus caminatas dominicales fue interrumpido y atropellado por una motocicleta, y al ser llevado aun vivo al hospital de Niterói: no resistió a los graves traumas de su accidente, falleciendo.  

Roberto Segre: Arquitecto, Historiador y Crítico de Arquitectura Latinoamericana.


* Milán, 1934 - Niterói, 2013


CRÍTICA A LA "CRÍTICA ARQUITECTÓNICA" / ARMANDO ARTEAGA

  De mi libro "La modernidad en la arquitectura", va un capitulo acerca de "Crítica a la "crítica arquitectónica"....